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Nota: Esta historia la escribí el 29 de febrero. Anda a saber que pasaba en mi cabeza en ese tiempo jajaja. Pero nada, espero les guste.

Para aclarar lo que habla Aerys esta en cursiva

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Aemond / Aerys


El amor por el otro nació en nuestra cuna.

Sí, no podíamos quedarnos tranquilos sin el otro.

Físicamente éramos iguales. Lo único que nos diferenciaba era que yo perdí el ojo cuando era pequeño es un accidente. Asique usaba un parche, pero después éramos iguales. Bueno a acepción de nuestras personalidades claro

Yo soy un poco más rebelde, siempre metí a Aemond en problemas cuando éramos jóvenes. Me gusta pelear y me considero bueno haciéndolo, me enojo con facilidad y soy un poco egoísta. Pero, sobre todo, no me gusta compartir a Aemond, ni siquiera con mis otros hermanos.

Yo soy más tranquilo, también me gusta pelear. Ambos entrenamos juntos, pero prefiero leer y estar en la biblioteca sin que nadie me moleste. Paso el tiempo en el jardín que mi padre me regaló, solo para mí. Atendiendo mis plantas, aburrido, pero es lo que me gusta.

Con el pasar de los años el amor que nos teníamos solo fue creciendo aún más, a medida que nuestros cuerpos iban creciendo, empezamos a hacer ciertas cosas.

Era normal en nuestra familia que nos relacionemos entre sí, que nos casáramos y tuviéramos hijos, para conservar la sangre. Pero nosotros teníamos un problema.

Ambos éramos alfas.

Intentamos tener parejas por separado, pero ninguna resultó bien. No podíamos ponernos de acuerdo, y sinceramente, siempre preferimos estar solos.

Ni siquiera las putas podían complacernos. No duraban mucho y algunas no aceptaban que estuviéramos los dos juntos.

Pero todo eso cambio cuando nuestra media hermana llegó de DragónStone con sus hijos. Desde que ella se fue, nosotros nunca los conocimos.

Aparentemente uno de los Velaryon quiso sacarle el lugar a su hermano enfermo y pidió el apoyo de padre para eso. Que tonto!.

No tuvo mucha suerte ya que padre había decretaron que ese niño era el sucesor de la Serpiente Marina, pero aun así lo intentó. No estábamos para nada sorprendidos con lo que pasó, pero otra cosa llamo nuestra atención.

El muy idiota llamo bastardo al niño delante de padre y toda la corte, pero no solo eso. Sino que también llamo ramera a la heredera. Eso no hubiera sido importante para nosotros, pero lo que si nos sorprendió fue ver cómo ese niño clavaba una daga en la espalda del Velaryon, haciendo que este cayera al suelo de rodillas para luego cortar su cabeza con su espada.

Al ver eso, nuestros cuerpos se tensaron. Un impulso hizo que intentará acercarme...

Pero te detuve antes de que hicieras una tontería.

Nuestras miradas se chocaron y volvimos a ver a ese niño para ver cómo limpiaba su espada con la punta de su capa y desviaba la mirada hacia nosotros. Sonriendo.

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Los días pasaron y ellos se quedaron un tiempo en la fortaleza, nos cruzábamos de vez en cuando, pero nada especial.

Me dirigía hacía la biblioteca, Aemond me había pedido un libro mientras se bañaba por lo que no me molestó ir por él. Cuando entre no vi a nadie asiqué me puse a buscarlo. No lo encontré dónde se suponía que estaba y solté un suspiro.

One Shot / LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora