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A pasado un mes desde el accidente en una noche de pasión. Siguen habiendo mareos, viajes continuos al baño, vómitos y mala regulación de las ganas de hacer del uno. Continuamente, todos los días, a cada rato, en cada momento. Da igual donde.

La clase de ambos se empieza a preocupar, porque sí, han oído ruidos provenientes de la habitación de Izuku, estando en la sala común. Y siempre que pasa eso, Bakugo no está en la sala. Como ahora.

—¿¡Por qué otra vez!? —chilla angustiado. Ya comienza crecer ese bultito en la barriga, Bakugo lo ve muy tierno, pero este solo traga las palabras por lo que le ha dicho Recobery Girl, traga miles de insultos hacia los dos. Sigue sin querer el hijo, pero... le gusta como lo trata su acompañante barra cómplice de este desastre.

Sigue llorando por las noches y desahogándose de vez en cuando por los continuos cambios de humor. Sí, el embarazo altera las hormonas, haciendo que sea un constante cambio de ánimo.

Aunque él está más emocionalmente mal que bien, al menos en más del ochenta por ciento de las veces. Lo único bueno es que ya no está tan deprimido ni se deja fácilmente llevar por los brazos de Bakugo. A excepción de hoy.

—¡Esto ya es hasta gracioso de lo estúpidamente molesto que es! —suelta un suspiro—¡Ya es la cinta puta vez en tan solo media hora! —chilla desde su propio baño de la habitación.

—Es normal, estás en el primer trimestre. Vomitas, tienes nauseas, fiebre, dolores fuertes, mareo y ganas de ir al baño para mear y cosas así. El segundo creo que es más tranquilo —Bakugo intenta calmarlo con las palabras, a su lado. Este solo respira y suelta el aire a velocidades increíbles, parece que estuviera de parto.

—¡Ya quiero que termine el maldito primer trimestre, esto es una mierda! —Bakugo intenta poner su mano sobre el hombro, este lo rechaza y se pone a llorar. Sí afecta mucho el embarazo al estado ánimo.

—¡Lo siento! —intenta disculparse mientras lo abraza con fuerza. No sabe porque parecen una familia real ahora mismo, pero por un microsegundo, ha sentido que amaba al bebé. Solo un parpadeo ha durado, pero lo ha sentido. Deja de llorar y mira los ojos rubí de su mejor amigo. Ser ríe por algún motivo que desconoce, una risa picara.

—¿De qué te ríes ahora? —no lo entiende pero contagia la risa. Ambos riendo después de ese mes tan complicado y lleno de baches duros y altos.

—Lo siento... —lentamente va bajando la risa a una sonrisa—. Recobery Girl tenía razón en una cosa.

—¿En qué? —ahora le pica la curiosidad, también mostrando una sonrisa real, verdadera, y que dice tantas cosas. Ambos se miran como nunca antes lo han hecho. Siempre se peleaban o como hace poco, gritándose por el bebé de ambos.

—No es —lo abraza—nada.

Es todo, sí, al fin se ha dado cuenta que ama a alguien que ahora permanece a su lado, sin importar el dolor, sin importar que se hagan algo de daño. Puede que las hormonas que se multiplican hayan creado ese sentimiento, pero algo le dice, que antes estaba, guardado, sin saberse.

En fin, el libro cambia de portada a veces, como con Izuku; ahora está feliz, aun sufriendo, pero lo está. Quizás no por el bebé, quizás por la persona que lo cuida junto a él.

—¿Puedo preguntarte algo, Kacchan?

—Sí —viendo los ojos esmeraldas que han dejado esa oscuridad y ahora comienzan a brillar incluso en la oscuridad la noche.

—Sí... el bebé —toca su propia barriga—, si abortara naturalmente y lo perdiéramos, ¿seguirías siendo así conmigo?

—¿Así cómo?

—Como si fuera tu vida entera —¿tan evidente es? Quizás sí un poco. Claro que lo seguirían sintiendo, hasta intentaría tener otro con él, convencerlo de formas inhumanas para conseguirlo hasta que se pueda—. Así.

—Bueno, lo sois, y lo seguiréis siendo. Ahora somos una familia, ¿no?—Izuku suelta la risa más hermosa que los oídos de Bakugo han visto, después de tanto dolor y sonidos doloridos que esa boca que besa ahora mismo ha soltado.

Sus labios se presionan entre sí, Izuku desborda lágrimas que por primera vez, no las causan la angustia ni el dolor que resguarda en su interior. Puede jurar que comienza a liberarse en esos besos que parecen hechos para calmarlo.

Esos labios no lo agobian ni le piden que sea rápido. Nada de eso, al contrario; esperan pacientemente a que él sea quien ponga límites y deja que cuando esté preparado, avance.

La mano de Bakugo acaricia con suavidad la humedad en sus mejillas, retirando aquello que resbala desde sus ojos. Su otra mano va acariciando con suavidad la barriga de este, diciendo con ello; os amo a ambos.

Una vez más sus ojos conectan, con brillos escondiendo tantas cosas.

Una vez más sus ojos conectan, con brillos escondiendo tantas cosas

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Dos meses. Solo han pasado dos meses desde el inicio de todo esto. Izuku comienza necesitar ir menos al baño. El primer trimestre del embarazo apenas termina. Últimamente lleva un uniforme más ancho de lo normal para que se note menos ese bulto que crea vida.

Ya se puede notar cómo crece. Ahora se mira frente al espejo, tocando su barriga con odio, desprecio y dulzura. No lo entiende, todo va a acabar dentro de quizás cuatro meses o menos. Tendrá que quedarse en la cama moviéndose el menor tiempo posible y teniendo que dar explicaciones a muchos.

Se asusta un poco al ver como la puerta de su baño es abierta. Deja caer la tela ancha sobre su cuerpo, girándose a ver quien ha entrado.

—¿Ochako? —confundido. ¿Cómo ha entrado o por qué lo ha hecho para empezar?

—Deku, te he visto muy mal últimamente y me tienes preocupada, igual que toda la clase. Hablo en nombre de toda la clase cuando digo que estamos preocupados por ti. Sacas malas notas cuando eres muy inteligente, faltas mucho a clase y no hacer los exámenes prácticos. ¿Ocurre algo? —mantiene una voz tranquila y pacífica. Intenta no incomodarlo mucho.

Muerde su labio inferior, y con su instinto materno, lleva su mano a la barriga. No quiere decir nada, ¿se puede entender? Comienza a agobiarse mucho y dar dos pasos atrás, confundiendo a la castaña.

Antes de que pueda tan si quiera retroceder más, siente arcadas. Se pone rápido de rodillas, frente el retrete abierto, vomitando lo que ha comido hoy.

Ochako se aproxima a él, poniendo una mano en la espalda—¿Qué te pasa? —está preocupada por su amigo.

Vuelve a soltar lo que le quedaba. Se coloca de pie como puede, debido a sus mareos. Va al fregadero desorientado a limpiar su boca, tira de la cadena y la ignora, saliendo de su habitación. Ochako se queda ahí, sin entender nada.

Bakugo al verlo pasar de largo cuando lo llamaba, decide seguir sus pasos a su lado. Rodea su brazo por sus hombros—Tranquilo, estoy aquí.

Le duele la cabeza, ahora solo quiere comer—Necesito helado o espaguetis.

—Vamos a la cocina y lo preparo para ti —frota su mano en el brazo de este, intentando calmarlo y orientarlo.

Nada más bajar las escaleras, deja de rodear su brazo por el cuerpo de Izuku. Este, desorientado, sigue los pasos apresurados del rubio y llegar a la comida.

—Siéntate, voy a preparar la comida —lo ayuda a sentarse. No hay casi nadie, solo Shoto y Ochako que baja las escaleras hacia el sofá, preocupada por el peli verde de ojos esmeralda.

[Publicado el 26/06/2024]

[Editado el 20/07/2024]

¿Desde cuándo? [ Bakudeku / Katsudeku ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora