Capitulo 7

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- Huellas en la niebla -


Afueras de Vindvær, Noruega

Una vez más en Vindvær, Alexander revisó incansablemente las cámaras de seguridad, encontrando finalmente una pista valiosa. Las imágenes borrosas, pero útiles, mostraban un vehículo sospechoso. Siguiendo esta pista, decidió investigar personalmente.

Al observar las grabaciones detenidamente, se dio cuenta de que el coche pertenecía a un conocido del grupo criminal vinculado al asesino. Este hombre, según los registros, vivía en las afueras de Vindvær. Con esa información en mente, se dirigió hacia la dirección indicada.

Llegó a una casa de madera deteriorada, casi en ruinas. Alexander se preguntó si realmente alguien podría vivir en ese lugar. Las ventanas estaban cubiertas de suciedad y algunas tablas estaban desprendidas, dejando al descubierto el interior sombrío y descuidado.

Alexander salió de su coche y se acercó cautelosamente a la casa. El aire frío de la mañana se mezclaba con el olor a humedad y moho que emanaba de la construcción. Al llegar a la puerta, notó que estaba entreabierta. Sacó su linterna y su arma, preparado para cualquier eventualidad.

Empujó suavemente la puerta y entró, iluminando el interior con la linterna. El suelo de madera crujió bajo sus pies, añadiendo un aire inquietante al ambiente ya sombrío. La casa estaba llena de escombros y muebles rotos, evidenciando el abandono.

—¿Hola? ¿Hay alguien aquí? —llamó Alexander, su voz resonando en el espacio vacío.

Nadie respondió. Avanzó con cautela, revisando cada habitación. Finalmente, llegó a una sala trasera que parecía haber sido utilizada recientemente. Sobre una mesa polvorienta, encontró varias fotografías y documentos dispersos. Uno de los documentos tenía el logotipo del grupo criminal que estaba investigando.

Recogió las fotos y comenzó a examinarlas. Había imágenes del coche sospechoso, aparcado en diferentes lugares de Vindvær. También había fotos de varios hombres, algunos de los cuales reconoció como miembros del grupo criminal.

De repente, escuchó un ruido detrás de él. Se giró rápidamente, apuntando con su arma y la linterna. Un hombre delgado y desaliñado estaba parado en la puerta, con una expresión de sorpresa y miedo en su rostro.

—¿Quién eres? —preguntó Alexander, manteniendo su arma en alto.

—Yo... yo solo soy el cuidador de la casa —balbuceó el hombre—. No tengo nada que ver con ellos.

—¿Quiénes son ellos? —insistió Alexander.

—Los hombres que vienen aquí de vez en cuando. Solo me pagan para mantener el lugar limpio y asegurarme de que nadie se meta.

Alexander bajó un poco su arma, pero mantuvo su guardia alta.

—Necesito que me digas todo lo que sepas sobre ellos —dijo, su tono firme pero calmado.

El hombre asintió, nervioso, y comenzó a hablar, tomó un profundo aliento, sus manos temblorosas delataban su nerviosismo. Alexander escuchó atentamente.

—Llegan siempre de noche, generalmente los miércoles. Son cuidadosos, nunca se quedan mucho tiempo y hablan en susurros. A veces traen cajas y bolsas, pero no sé qué contienen. Me pagaban bien para no hacer preguntas.

Asintió, tomando nota mentalmente de cada detalle. La descripción encajaba con el patrón de movimientos del grupo criminal que había estado rastreando. Sabía que no podía dejar pasar esta oportunidad de desmantelar la organización que protegía al asesino conocido como "El Fantasma".

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⏰ Última actualización: Jul 07 ⏰

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El Fantasma: Rastros de un CrimenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora