El juego

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Me desperté por el sonido del timbre sonando varias veces. Me levanté con cuidado de no despertar al rizado y fui hasta la puerta.

-Hola Juanjo

-Hola Paul, te he traído el helado. Tranquilo, me lo puedes devolver cuando quieras

-Te lo devuelvo ahora si quieres

Saqué seis euros de mi cartera, que estaba en el mueble de la entrada y se los di.

-Gracias por todo jota

-No hay de que Paulito

Nos despedimos con un abrazo y se fué. Volví a la habitación y vi que aun seguía dormido. Así que guarde el helado en el frigorífico y volví a tumbarme al lado de él. Le miré detenidamente.

Que habrá sido lo que he sentido antes?

-Que hora es?

Dijo el sevillano estirándose. Me sobresalté un poco, cuando se había despertado?

-Pues, la una y cuarto

-Puedo abrazarte?

Me quedé callado, joder, no me lo esperaba para nada, no, lo siguiente.

-Perdon, no quería ser tan directo

-Si que puedes, y no te disculpes, he sido yo que no te he escuchado bien

Me sonrió y se acercó a mi, apoyando un poco su cabeza en mi pecho y abrazándome.

-Oye...te noto tenso, si quieres que no te abrace no hay problema

-Es solo que no suelo hacer esto y me parece extraño

Subió su cabeza a mi hombro para mirarme. Pensando que estaba más lejos, giré mi cabeza para también mirarle, cosa que hizo que nuestras narices se rozaran. Mi respiración se entrecortó al notar la suya chocar con mis labios. Su mirada bajó a estos y por impulso yo hice lo mismo, creando un ambiente más tenso de lo normal.

-Si que me importas. Mucho

Su mirada subió de nuevo a mis ojos. Hablaba en un susurro, siendo íntimo el momento.

-Aunque no lo creas eres muy importante para mí. Mi vida ahora mismo sería muy diferente si no te conociera y quiero que lo sepas, porque para mi si eres suficiente, y puedes hacer todo lo que te propongas Álvaro. Y eso lo tienes que tener muy claro

Nos quedamos en silencio, en un silencio muy cómodo. Me podría pasar horas así, coexistiendo. Me sonrió, pero no fué una sonrisa y ya está, era una sonrisa sincera. Se escucharon unos choques de metal, unas llaves, que estaban abriendo la puerta.

-Escondete

-Que? Porque?

-Que te escondas coño

-Ya estoy aquí Alvi!

-Porque me tengo que esconder si es Bea?

-A veces me pones de los nervios

Me puso una mano en la cabeza y me echó para abajo, cubriéndome con la manta. Se dio la vuelta, quedando de costado mirando hacia la puerta, y está se abrió.

-Alvaro, porque no respondes?

-Perdon, es que, estaba dormido y no me ha dado tiempo a reaccionar

-Ah, bien, bien, que tal estás?

-Mejor, Paul me ha ayudado en lo que nos hemos visto

-Sabia que sería el mejor para esto

Hubo un silencio, en el que me puse muy nervioso.

Eres tú-PolvoronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora