Adam se levantó de su cama, con el sol reflejando en su rostro. Las sombras de la habitación, de estilo moderno y minimalista con un toque futurista, creaban un ambiente que le agradaba. Sin embargo, un molesto ruido rompió el momento. Una voz aguda lo llamaba, replicando por su ausencia.
-¡Adam, es hora de levantarse! Tienes que entrenar a las chicas.
-Ya voy, solo déjame cambiarme, ¡mierda!
-¡Apúrate!
El exorcista caminó hacia el espejo con un breve desánimo. Aún quería descansar un poco más, pero sus deberes eran prioridad. Comenzó a arreglar su cabello castaño, observando su reflejo. Su alto ego le permitió superar dos matrimonios fallidos, y aunque el último fue el más difícil, salió adelante.
Mientras miraba su rostro, los recuerdos inundaron su mente: desde su creación hasta su ascenso como líder exterminador. De vez en cuando extrañaba la atención que recibía de Eva, pero los intentos de reconciliar esos recuerdos nunca le fueron favorables. Ella había tomado su propio camino, y no había nada que él pudiera hacer. Sabía que ella estaba en algún lugar del infierno, lejos de él. Pensar en eso siempre lo deprimía levemente, pues solo quería hacer las cosas bien.
Nunca pensó que todo esto sucedería. Su corazón estaba lleno de recelo y venganza, motivos que lo moldearon. Se puso su larga túnica y luego su casco, con movimientos calculados, sabiendo lo que hacía. Era el líder exterminador por una razón.
Dejando los recuerdos atrás, levantó la mirada hacia la ventana con determinación, sabiendo que tenía un trabajo que hacer. Con los ánimos renovados, salió de su habitación y se dirigió a la sala donde lo esperaba su teniente, Lute.
Lute se volteó rápidamente al verlo y, con una pequeña sonrisa, lo saludó.
-Hola, Adam. ¿Qué tal la noche? -preguntó la albina tranquilamente.
Adam se sorprendió. Lute solía ser fría y distante, dedicada a su trabajo sin cuestionar órdenes ni mostrar interés en cosas externas.
-Vaya... bueno, ¿qué te puedo decir? La noche fue una maravilla. Aún recuerdo haber comido esas galletas anoche. Estuvieron exquisitas. Al principio pensé que serían un asco, pero resultaron ser un dulce majestuoso.
-No conozco mucho a Emily, pero te puedo decir que hace muchas cosas cuando no está al lado de Sera. ¿Quién sabe? Seguro se metió a clases de repostería o algo por el estilo -recalcó la albina en un tono bajo.
-Aunque eso era lo que hacía esa pequeña perra... Mmm, interesante.
-Ya, creo que voy a ir directo al grano. Sabes que en unos meses será el exterminio y la princesita necesita ayuda de su querido papito. Necesitamos aprovechar que irá esa perra estúpida en vez de su padre y quizás podamos sacarle provecho.
-Nada que un par de folladas no pueda hacer.
-¡Adam! ¿Por que te cogerias a su hija? nesecitamos buscar una mejor manera de conseguir lo que buscamos. Replicó la albina en un tono de seriedad.
"Tranquila, nena, solo es una broma," dijo Adam en tono burlón. "¿Sigues con la idea de adelantar el exterminio? Realmente quieres superar tu marca anterior. Te felicito, pero en serio, ¿crees que podremos engañar a esa perra?"
-En serio, ¿no has visto lo tonta e ingenua que puede ser? -respondió Lute, arqueando una ceja.
-No, te entiendo, Lute. ¿Cómo sabes eso? -preguntó Adam con curiosidad.
-Ah -suspiró Lute, llevándose una mano a la cabeza-. Solo mira.
Lute sacó su teléfono del bolsillo y mostró a Adam un video curioso. Adam frunció el ceño y dijo:
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Discordia de tres corazones | Adamxharem
Romance"Tres chicas enamoradas del mismo hombre."