La tensión en la habitación había alcanzado un punto álgido, como una tormenta eléctrica a punto de desatarse. Los ecos de una noche intensa se reflejaban en los ojos de Adam y de las chicas que lo acompañaban. Imágenes borrosas y fragmentadas se deslizaban en sus mentes, atrapadas en un torbellino de lujuria y deseo.
Adam parpadeó, sobresaltado al darse cuenta de que no se trataba de un sueño. La realidad era tan vívida que resultaba innegable. Se pasó una mano por el cabello, tratando de ordenar sus pensamientos.
-Carajo, esta vez sí que me pasé de la raya. Pero debo admitirlo... esa fue la mejor noche de mi vida -murmuró para sí mismo, una sonrisa ladeada curvando sus labios.
Una pequeña voz interrumpió sus pensamientos, suave y melosa.
-Ah, buenos días, Adam...
Adam se giró y vio a Emily, con una expresión traviesa en su rostro.
-¡Mierda! Buenos días, Emily. ¿Qué haces despierta tan temprano? -respondió, intentando recomponerse.
Emily se estiró languidamente, sus ojos brillando con un destello pícaro.
-Mmm, como siempre, busco algo de satisfacción, ¿no? Ya sabes, la fiesta no termina hasta que yo lo ordene.
Adam la observó con una mezcla de asombro y diversión.
-Hey, hey... Emily, ¿qué dices? Nunca antes te había visto así.
Emily soltó una carcajada, su risa resonando en la habitación como una melodía encantadora.
-Jajaja, oh, qué gracioso eres, Adam. ¿Aún no has notado lo irresistible que puedes llegar a ser? Es muy difícil ignorar eso, incluso para mí.
Adam frunció el ceño, tratando de procesar sus palabras.
-Espera... eso quiere decir que yo...
Antes de que pudiera terminar su frase, una voz diferente, cargada de emoción y energía, interrumpió la conversación.
-¡Aguarden! La princesa del infierno está lista para el siguiente round -murmuró Charlie, emocionada, mientras se desperezaba y se acercaba a ellos.
Adam miró a Charlie, su figura esbelta y su cabello rubio enmarcando un rostro de belleza etérea. Sus círculos rojos en las mejillas parecían brillar con una luz propia.
-Rayos, apenas ha amanecido -protestó Adam, aunque en el fondo una parte de él se deleitaba con la perspectiva.
Charlie se acercó más, sus ojos fijos en los de Adam, una sonrisa tentadora jugando en sus labios.
-¿Y eso qué importa, querido? Aún tenemos energía para dos rondas más -declaró en un tono seductor.
Adam sintió una mezcla de incredulidad y deleite. Su vida era un caos de placeres prohibidos y emociones extremas, y no podía evitar sumergirse en ello una y otra vez. La mirada de Charlie era un desafío, una promesa de más emociones intensas y noches inolvidables. Se dejó llevar, consciente de que, al menos por ahora, no había vuelta atrás.
-Bueno, si la princesa lo ordena... -dijo Adam, dejando que una sonrisa de aceptación se dibujara en su rostro.
Emily se unió a la conversación, su tono juguetón.
-Vaya, parece que alguien no sabe decir que no -bromeó, guiñándole un ojo a Adam.
-Es difícil resistirse cuando estoy rodeado de tanta belleza -replicó Adam, su tono cargado de ironía y genuina admiración.
El sonido en la habitación era palpable, un murmullo constante que hacía vibrar las paredes y resonaba en la cabeza de Lute, obligándola a levantarse de la cama. Sus ojos entrecerrados y su ceño fruncido mostraban claramente su molestia.
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Discordia de tres corazones | Adamxharem
Romance"Tres chicas enamoradas del mismo hombre."