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— Asi que la Luz se volvio a Argentina sin esperarte a vos, mirala... — Murmuro Rafa despues de que les haya contado la aventura de mi hermana. — ¿y con el sapo Gallardo todo bien o todo mal?
— Todo mal con ese culiado, yo apenas me entere lo que le hizo lo mataba. — Aporto a la conversación Agus.
Ibamos los 4 caminando a un bar cerca del estadio, y digo 4 porque a la salida se habia sumado la mujer de Rafael, Agustina.
— ¿y vos como sabes eso? — Me rei.
— Y porque me conto, si somos re compinches con la Luz nosotros. — Dijo como si fuese una obviedad.
— ¿Se acuerdan como se puso Julian? Casi viaja a Buenos Aires exclusivamente para matarlo. — Se metio Agustina y todos nos reimos por eso, aunque yo me reia con nostalgia más que otra cosa.
Finalmente llegamos al restobar español, era chiquito pero estaba hermoso. Entramos y nos úbicamos en una mesa delante de una ventana, tenia vistas a las calles de Sevilla, con un cielo oscuro medio nublado.
— ¿Y que onda tu trabajo Zo? — Me pregunto Rafa comiendose un mani.
— Bastante, bastante bien... — Respondi sonriendo. — Es más, todavia no les cuento algo importante, pero se los cuento después.
— Ay dale, no nos podes dejar asi. — Se quejo Agustina y negue.
— Te haces la misteriosa...
— Mejor cuentenme como estan ustedes, con su vida en Inglaterra. — Cambie de tema y el primero en responder fue Agus.
— Y ahi andamos, tratando de aprender el idioma.
— Si, ta' medio complicado igual, pero todo se puede. — Se encogio de hombros Rafa.
— Yo por suerte consegui trabajo rápido. — Agrego Tina.
— Esta es re crack con el inglés, se re maneja. — La señala Agustin haciéndome reír.
— Que bueno que les vaya bien chicos... — Y perdón, pero tenia que preguntar, en el fondo soy una vieja chusma.— ¿y con su nueva cuñada como les va?
— Es una bruja, no sabes lo histérica que es. — La primera en contestar fue Agustina, porque los dos hermanos se quedaron callados sin saber que decir.
— ¿En serio? — Me hice la sorprendida.
— Si, antes no era tan densa, pero como que se le subieron los humitos... — Aporto Agus y justo en eso llegaron las cervezas que habíamos pedido hace algunos minutos.
— Mira vos...
— Te extrañamos en la familia Zo... — Me agarró la mano por encima de la mesa Agustina, haciéndome un puchero que me hizo reír un poco. Pero de nuevo, esa sensación de nostalgia invadió mi cuerpo, porque no era novedad que yo también los extrañaba a ellos.
