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— ¿Donde estabas?
— Salí un poco Emilia, no tiene nada de malo. — Le respondi de mal humor, me tiene las bolas llenas.
— Si que tiene, ¿donde estabas? ¿Por que salís así de la nada sin avisar? — La quede mirando sin saber que decirle, me sorprendió esa actitud de... Loca. — Venis saliendo asi hace dias, que pasa?
— Estaba por ahí, ¿Te podes calmar?
— ¡No Julian! Estuviste todo el dia desaparecido, necesito una explicación. — Agitaba sus brazos de forma exagerada, bastante alterada.
— ¿Explicación de que? — Le saque montoncito mientras me sentaba en uno de los sillones. — Emilia dejame tranquilo por favor.
Le pedí amablemente, lo que menos queria era que me cague el día con sus actitudes de mierda.
— No ¿Que te pensas? ¿Que no me doy cuenta de que estas con la rubia patética aquella? — Puso sus manos en sus caderas, mirándome para el reverendo orto.
— No la llames así, cállate.
— ¡No me callo nada! ¡Como tu novia me tendría que respetar y no encontrarte con tu ex a escondidas! — Reclamo de nuevo, a los gritos. Suspire cansado.
— Vos sabes lo que es Zoe para mi, Emilia entendeme un poco. — Pedí tranquilo, no servia de nada gritar, menos con ella porque grita mas fuerte, como si de esa forma ganase autoridad o respeto. Era todo lo contrario, al final quedaba ella siempre como una histérica.
— Entendeme vos a mi, me pediste que me vaya de Córdoba para venir con vos, acompañarte. Julian deje todo allá para que vengas de nuevo con la misma historia, pareces disco rayado, para un poco con esa mina.
— Vos sabes muy bien como fueron las cosas, te las explique desde un principio y a vos no te molesto nada. Te pido disculpas porque de alguna u otra forma tenes razón... — me cruce de brazos. — Sabes perfectamente que el club y mi manager prácticamente me obligaron a buscar a alguien con quien figurar una relación, y la primera que se me vino a la cabeza fuiste vos, porque fuimos re amigos en Calchin y te tenia una confianza enorme.
— ¿Y ya no? ¿Ya no me tenes esa confianza enorme? — Pregunto relajando sus gestos, mirándome medio triste.
— Todo se torno raro Emilia, vos estas rara, sos posesiva y no me gusta eso. — Explique suspirando, porque en cierto modo me ponían triste esas reacciones. Cuando era pendejo ella me encantaba y fue muy importante para mi, pero ahora no.
