☆꧁༒Capítulo 4༒꧂☆

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─── ⋆⋅☆⋅⋆ ───── ⋆⋅☆⋅⋆ ───── ⋆⋅☆⋅⋆El director nos llevó en silencio a la dirección

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El director nos llevó en silencio a la dirección. El ambiente estaba tenso y podía sentir las miradas de las tres chicas clavadas en mi espalda.

"Qué molesto", pensé.

Una vez llegamos, nos indicó que nos sentáramos en unas sillas frente a su escritorio mientras él hacía unas llamadas telefónicas.

Esperamos en silencio durante lo que pareció una eternidad. Finalmente, los padres de las chicas y los míos llegaron, entrando al despacho con expresiones de preocupación y disgusto.

Mis recuerdos confusos me hicieron reconocer a mis padres; en particular, apenas me dirigieron una mirada antes de sentarse.

El director se aclaró la garganta y comenzó a hablar.

-Les he llamado aquí para informarles de un incidente que ocurrió hoy. Cirse Brangwen fue atacada por tres de sus compañeras. Afortunadamente, un profesor intervino y pudo evitar que las cosas empeoraran.

El profesor testigo, el señor Sato, entró en la sala en ese momento y asintió cuando el director le pidió que relatara lo sucedido.

-Vi a Cirse siendo intimidada y golpeada por estas tres chicas -dijo el señor Sato-. Intervine de inmediato y llevé a Cirse a la enfermería para que le atendieran las heridas.

"Mis padres" me miraron con frialdad. Mi madre fue la primera en hablar, su voz gélida y cargada de desprecio.

-Esto es inaceptable, Cirse. ¿Por qué siempre te metes en problemas? ¿Por qué no puedes ser más como tu hermana? Ella nunca causa problemas.

Sentí una punzada de dolor y rabia en el pecho. "Era siempre lo mismo... Espera, ¿era siempre lo mismo? ¿Cómo es que yo sé de eso?" Mi cabeza dolía.

Mi padre asintió, su expresión tan fría como la de mi madre.

-Tu hermana es una estudiante ejemplar. Nunca hemos tenido que venir a la escuela por ella. ¿Por qué no puedes seguir su ejemplo?

El director frunció el ceño ante la reacción de mis padres, pero continuó.

-Entiendo que puedan estar molestos, pero la culpa no es de Cirse en este caso. Fue víctima de un ataque injustificado. Estas tres chicas serán suspendidas y enfrentarán las consecuencias de sus acciones.

Los padres de las chicas comenzaron a protestar de inmediato.

-¡Eso es ridículo! -exclamó el padre de una de las chicas-. Mi hija nunca haría algo así sin provocación. Seguro que esa niña hizo algo para merecerlo.

-Mi hija ha sido una estudiante modelo -añadió otra madre-. No puedo creer que la estén culpando sin pruebas suficientes. Esto es una injusticia.

El director levantó una mano para silenciar las protestas.

-Tenemos el testimonio del señor Sato, que presenció el ataque, y las marcas en el cuerpo de Cirse son evidencia suficiente. No permitiremos que este tipo de comportamiento pase desapercibido.

Las caras de los padres de las chicas se enrojecieron de rabia, pero sabían que no tenían mucho más que decir contra los hechos presentados. Mis padres solo se levantaron, visiblemente irritados.

-Nos llevamos a Cirse a casa -dijo mi madre con desdén-. No tengo más tiempo para tus problemas.

Mientras salíamos de la dirección, sentí las miradas de todos sobre mí, pero las ignoré.

Algo dentro de mí decía: "Simplemente soporta y sigue adelante, aunque no sea fácil." Eso me hacía pensar que mi nuevo cuerpo estaba acostumbrado a los malos tratos, lo cual era lamentable y patético.

-¿¡Cirse, qué esperas!? ¡Sube al coche! -gritó mi madre desde el asiento del copiloto.

-¡Voy!

Corrí hacia el auto y me monté en él, cerrando la puerta con cuidado.

El viaje en auto fue incómodamente silencioso al principio, pero no tardó mucho en estallar la tormenta.

"Mis padres" comenzaron a regañarme en cuanto salimos del estacionamiento de la escuela.

-¡No puedo creer que te hayas metido en otra pelea, Cirse! -gritó mi madre, su voz afilada como un cuchillo-. ¿Qué está mal contigo? ¿Por qué siempre tienes que causarnos problemas?

-Eres una decepción constante -añadió mi padre, con el mismo tono gélido-. No entiendo cómo puedes ser tan diferente a tu hermana. Ella es perfecta y tú... tú eres un desastre.

Sus palabras no me afectaban como probablemente esperaban. Algo en mí estaba desconectado de todo esto, como si estuviera viendo una película en lugar de vivirla. Tal vez era el efecto de estar en un cuerpo que no era mío, lidiando con recuerdos y emociones que no me pertenecían.

-¿No tienes nada que decir en tu defensa? -insistió mi madre-. ¿O es que sabes que todo lo que decimos es verdad?

-No vale la pena -murmuré, más para mí misma que para ellos. Miré por la ventana, observando cómo pasaban los edificios y árboles. Intentaba encontrar algo de paz en medio del caos.

Llegamos a casa y mis padres me empujaron prácticamente hasta la puerta. Una vez dentro, continuaron su sermón.

-Sube a tu habitación y no salgas hasta nuevo aviso -ordenó mi padre-. No quiero verte hasta que aprendas a comportarte.

-Y nada de cenar para ti esta noche -añadió mi madre-. Reflexiona sobre lo que has hecho.

Asentí en silencio y subí las escaleras. No tenía sentido discutir con ellos.

Una vez en mi habitación, cerré la puerta y me dejé caer en la cama. Escuché cómo mis padres seguían discutiendo abajo, pero pronto se desvanecieron cuando salieron de la casa.

Me quedé mirando el techo, intentando procesar todo lo que había sucedido. La vida en el cuerpo de Cirse era mucho más complicada de lo que había imaginado. Y, por alguna razón, no podía evitar sentir una gran felicidad.

No necesitaba quedarme mucho tiempo en esta familia; al final, no era como si mi presencia importara en este lugar.

-¡HAHAHAH! ¡Qué emocionante! -reí en voz alta, incapaz de contenerme.

Di vueltas en la cama y sonreí profundamente. "¡Por fin voy a poder descansar!" Después me centraría en desarrollar nuevas habilidades en este cuerpo; lo importante ahora era dormir.

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La Obsesión de Los Héroes Es Una Anti-Heroina StrimerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora