/XV/

12 7 3
                                    

Fifteen: Long Live Love!

Creo que no soy heterosexual. Pero tampoco soy lesbiana. Bisexual es la palabra. Me gustan ambos sexos. Sin embargo, ¿qué pensaría mi familia si se enteraran de esto?

Bueno, puede que no sean los mejores del mundo y aunque no estén de acuerdo con mi sexualidad, tratarían de aceptarme.

Pero, si yo no me acepto, ellos tampoco lo harán.

Dejé de pensar en esas cosas y me acomodé en mi cama. Es de noche ya. Agarré mi celular y abrí WhatsApp. Tenía pocos mensajes, como siempre.

Entré al chat de Sabrina. Ella me había escrito.

Killer: Fell...

Killer: Creo que me está gustando Saúl de nuevo.

En mi mente grité lo más alto que pude. Esto es una bombaaa. Mucha información para mí. Oh. My. God.

Killer: Aunque, no se lo voy a decir.

Toda mi ilusión desapareció de golpe cuando leí ese mensaje. Comencé a teclear mi respuesta. Al terminar, la envié.

Yo: ¿Por qué no?

Casi al instante contestó.

Killer: Pues, porque me da penita...

Así no se puede ser feliz. Me llevé dos dedos al puente de la nariz con fastidio.

Yo: Bueno, está bien.

Killer: Quizás sí se lo diga.

Yo: Tienes que hacerlo -_-

Abandoné el chat.

Han pasado varias semanas desde aquel corto beso que me dió Daniel. No he dejado de fantasear con sus labios tocando los míos una y otra vez como en esas películas que amo con toda mi alma. Claro, nunca lo admitiré ya que Dan hace como si nada hubiera pasado.

Eso confirma que no siente nada por mí.

Exactamente, conciencia.

Por otra parte ahora tengo más contactos. Dos son de chicas. Una es la cuñada de Karla y otra es la ex-cuñada. El otro contacto es del hermano de mi amiga.

Para este entonces ya tengo un apodo que le queda a la perfección a Karla. Puede que no hable mucho de ella en mi día a día, pero siempre está presente. Ella ríe mucho, por lo que le puse el apodo: "Doña Risitas". Y por supuesto, cuando se lo dije por primera vez, estalló en risas.

Así que somos Tell, Oso, Doña Risitas y yo para ellos soy Pitufa, aunque para mi vecino sea Hámster.

Me gusta más el último apodo.

Mejor dicho, el que pone el último apodo.

Por Dios, estoy completamente loca por él. Me he obsesionado con él, sueño con él y todo con él. Estoy perdiendo la cabeza y todo es gracias a Daniel.

—Ilea, vamos a salir, dice mamá que te vistas y que te pongas bonita —informó mi hermana, entrando a mi cuarto.

—Ya voy.

De un salto me levanté de la cama. Enseguida comencé a buscar algo para ponerme en mi clóset. Entre la ropa de salir vi un vestido azul que no me pongo desde hace mucho tiempo. Me vestí con rapidez.

THE LAST KISSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora