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Five: Instaling...

Fuimos una última vez al parque. Ese día si fuimos demasiado lejos.

Empezaré desde el principio. Como siempre, la sesión de la tarde terminó antes. Nadie quería irse a casa.

La costumbre nos llevó a irnos para el parque. Estuvimos allí un largo rato, hasta que a Tell se le ocurrió la idea de ir a buscar mangos a su casa.

Al principio me negué a ir. O tal vez no, no recuerdo bien ya que han pasado muchos días desde ese hecho.

Recuerdo que me moría del miedo. Stella y yo salimos del parque para dirigirnos a su casa. Comenzamos a andar en línea recta por la acera del parque.

Ella iba mostrándome por dónde ir. Pasamos por una parte con otros dos caminos. Pero, seguimos recto hasta dar con una calle principal. Y ahí me di cuenta que estábamos en la calle por la que pasa mi tío para ir a su casa después de trabajar.

Me entró paranoia porque, ¿y si pasaba por ahí en ese momento? O aún peor, mis padres podrían pasar por allí en el auto para visitar a mi abuela materna. Traté de no preocuparme tanto.

Había mucho tráfico. Autos de todo tipo iban de aquí para allá. Menos de cinco minutos más tarde logramos cruzar la calle.

Su casa ya estaba cerca. Llegamos. Allí vi a su madre. Me preguntó si me había escapado o me habían dejado ir —ni en un millón de años me dejarían salir—, a lo que yo contesté que no lo sabían.

Su mamá nos dió los mangos en una bolsa de plástico y volvimos a partir rumbo al parque.

Al llegar, todos —menos yo que no quería— comieron. Stella le dió varios que quedaban en la bolsa a una parejita muy bonita que estaba allí sentada en una banca.

Cuando nos fuimos, pasamos por al lado de una casa y ahí se le pegó el apodo a Daniel de "Mochila de mango" porque el muy no sé qué se metió en el patio de una casa a robar más mangos.

Y también tocamos un timbre y salimos corriendo de allí lo más rápido posible para que no nos atraparan.

Esa fue la última vez que fuimos al parque. Después de eso yo empecé a negarme a ir de nuevo y como yo no iba, Tell tampoco.

Daniel se fue separando un poco del grupo mucho después.

∆∆∆

—Meloh, ¿me puedes hacer un favor? —Escuché a Stella a mi lado.

—Depende de lo que sea —respondió ella sin dejar de mirar su celular.

—Pásale Wattpad a Ileana —mencionó Tell.

—¿Para qué? —intervine yo, enarcando una ceja.

—Para que después me lo pases a mí.

Meloh aceptó hacer el favor. Después yo se lo pasaba a Tell porque ella no traía su teléfono encima.

Yo ni siquiera sé qué es Wattpad. Era la primera vez que escuchaba algo sobre eso. Ese mismo día me enteré que es una aplicación para leer y escribir libros digitales. Meh, no me atrae.

Las clases fueron pasando. Los minutos se iban volando con las horas. Hasta que llegó el momento de irse.

No veía la hora de irnos de esta prisión.

En sí hoy no pasó nada interesante. Fue uno de esos días aburridos que quieres que acaben ya. Casi me duermo en la escuela de tanto aburrimiento.

Ya íbamos hacia la salida. Stella y yo salimos y nos quedamos bajo la sombra de un árbol de la escuela que tapa un poco la luz del sol hacia la calle. Esperamos allí un corto tiempo hasta que Meloh apareció.

Ella me pasó Wattpad. Demoró un rato. Ni siquiera lo instalé en ese momento.

Tell y yo nos marchamos luego de que yo guardara mi celular —para que no me lo roben—, en la mochila. Cosas de vivir en Latinoamérica. Stella estaba contenta. De camino a mi casa me habló de nuevo sobre el bakudeku. Como es obvio, no le presté mucha atención.

∆∆∆

La curiosidad me mata. Es algo más fuerte que yo. Agarré mi celular, vencida por mi lado curioso. Me tumbé en mi cama, rebotando levemente.

Desbloqueé mi móvil. Busqué la aplicación para instalar otras. Lo primero que me salió —por ser lo más reciente— fue el logo naranja con la W de Wattpad. Lo toqué.

¿Deseas instalar Wattpad?

Rechazar                          Aceptar 

Toqué "Aceptar". Ya no estaba muy segura de hacer esto.

Instalando...

Debajo me apareció un pequeño círculo que indicaba el porcentaje de lo instalado e iba progresando. Pronto la aplicación se instaló por completo.

Abrí la app y me hice una cuenta. Me apareció arriba en la pantalla un cartel: Bienvenida, RubieMonse.

RubieMonse es mi nombre de usuario.

Obviamente.

Me aparecieron varias imágenes. La mayoría de las cosas que me salían, los libros, eran en inglés.

Primero me pareció aburrido. Muy aburrido. Estuve a punto de salir y desinstalar la aplicación. Sin embargo, algo me decía que no lo hiciera. Y no lo hice. Me quedé.

Encontré un libro titulado "La amante del diablo" y comencé a leerlo. Se veía bueno e interesante.

Días después es que pude pasarle el Wattpad a Stella. Comencé a leer otros libros. Y algo que yo ni me esperaba: empecé a escribir libros. Saúl me dijo que ya se lo esperaba. Resultó ser que a mis amigos les gustó lo que escribía.

Y así pasaron unos meses.

Le gusté a un chico de mi aula —que por cierto estaba horrible— y Daniel me molestaba con eso diciendo que ese chico era mi novio. De verdad me enojé. Odiaba que me shippearan con alguien, con quien sea. Como si fuera el chico más lindo del mundo, odiaría ese shipp con tooooda mi alma.

Es que yo odio las relaciones amorosas, no me juzguen.

El lío con este chico siguió, pero como era de esperarse, todo quedó en el olvido. Me alivió bastante.

Después le gusté a Caleb y eso ya fue muuuuuy incómodo. Con él me di cuenta al instante de que le gustaba.

Definitivamente no le gusto a gente interesante.

El tiempo siguió pasado. Le dije adiós a febrero, marzo, abril, mayo y junio. Hasta que julio llegó.

THE LAST KISSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora