4. Los manoceos

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Al aterrizar izana me desató y quitó la cinta de mi boca, rápidamente lo aparté y salí de del jet, al salir habían varias camionetas negras y varios hombres fornidos con trajes negros.

Izana : ven sube—tomó mi mano llevándome a una de las camionetas.

—izana en donde estamos?—pregunté confundida.

Izana : Estamos en Italia—abrió la puerta del auto dejándome entrar.

—Italia?!—dije alterada—maldita sea...-susurré acomodándome en asiento.

Izana : siéntate en mis piernas, faltan esos idiotas en subirse—me tomó del brazo sentándome en sus piernas dándole la espalda a sus los ejecutivos de Tenjiku.

Los chicos entraron al auto y este arrancó seguido de los otros autos negros estos veían hablando mientras izana seguía con sus toqueteos sus manos estaban acariciando mis muslos, daba caricias en estas subieron hasta mi intimidad acariciaba mi intimidad por encima de la tela me estaba provocando pero si creía que por unas cuantas caricias me cogería tan fácil estaba equivocado.

—deja de tocarme—susurre en un oído.

Izana : Tu no me das órdenes—susurró en mi oído.

Este dejo de tocarme y metió su mano en mi short fue bajando hasta llegar a mi intimidad la empezó a acariciar de una manera muy placentera haciendo que esta se moje mientras me acariciaba con su mano libre bajo el cierre de mi sudadera dejando expuesto mi sostén, saco uno de mis pechos empezando a succionar mi pezon.

—Izana para de una vez—supliqué en un susurro pero este solo me ignoró y metió sus dejos en mi interior empezando a masturbarme—~ahh para de una vez~

Le agradecía a dios la música estuviera a todo volumen, miré hacia atrás y esos hombres estaban distraídos en su celular los de cabello morado traían auriculares uno de ellos estaba durmiendo.

Deje de ver a esos dos y mi vista de volvió a izana el cual chupaba mi pezon, empezó a masturbarme más bruscos sus dedos me causaban mucho placer el cual se acabó al llegar a un hotel muy lujoso, este saco sus dedos de mi intimidad, succionó mi pecho por última vez para ponerlo como antes estaba.

Abrí la puerta del auto molesta y salí de este seguida de izana el cual me tomó de la mano yo entramos al hotel y podía sentir las miradas en mi, aunque por izana estas miradas dejaron de estar presentes, este tomó una tarjeta de recepción y luego subimos al elevador solos.

Izana : Eres muy apretada—se acercó a mi peligrosamente poniendo una mano en mi culo—me asegura de cogerte tan duro que no podrás sentarte en semanas—dio una nalgada haciendo que trague duro.

—Ah si?—me pegue más poniéndome de puntitas—Hasta no sentir no creer—dije retadora.

Izana : Conmigo no juegues, crees que soy como el idiota de tu novio que no te complacía en la cama?—dijo burlón—Yo me encargaré de dejarte ese lindo trasero, rojo—se acercó a mi los labios.

—Y tu como sabes que no me complacía?—este dio una sonrisa pícara.

Izana : El solo echo de que estuvieras tan apretada me hace creer que nunca has estado con un hombre de verdad—dijo en un tono burlón y en ese momento el elevar se abrió y este salió seguido de mi.

—A todo esto, cuantos años tienes?—este empezó a poner un código en una puerta.

Izana : Tengo 30–abrí los ojos como platos cosa que este noto—No te preocupes, ya eres mayor de edad, y aunque no lo fueras me valdría una mierda.

La obsesión del mafioso (izana x Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora