A.U Moderno.
—¿Necesitas algo?
Preguntó el joven peliazul a su novio, el cual se encontraba sobre su cama con un yeso en su pierna y una cara de odio al universo.
—Dime si expulsaron al imbécil de Maurice Cole.
Ciel suspiró ondo.
—No, solo fue una suspensión de tres días.
—¿¡Qué!?
Gritó e intentó ponerse de pie probablemente por instinto, sin embargo lo único que logró fue ir de cara contra el suelo y sentir dolor.
—¡Alois te dije que no te movieras!
Regañó y corrió hacia el rubio para ayudarlo a levantarse, sin embargo no se esperó ver finas lágrimas corriendo por sus pálidas mejillas y como mordía su labio, intentando que no salieran más.
A pesar de los esfuerzos del menor por hacerlo levantarse el contrario no cooperaba en lo absoluto, como si se hubiera resignado a quedarse tirado en el suelo.
Se quedó ahí recostado, llorando silenciosamente, pues, desgraciadamente, no era la primera estupidez que le hacían, ya le habían echado una botella de agua encima, lo habían empujado a los charcos cuando llovía, le habían escondido sus cosas e incluso en una ocasión lo habían agarrado a pedradas.
Pero Alois no era un dejado, cada que tenía oportunidad los humillaba en clase dejando ver su falta de inteligencia, los hacía tropezar para que tiraran su comida enfrente de toda la cafetería, los había echo caerse sobre el lodo y en clase de deportes les lanzaba los balones a la cara fingiendo que era un accidente.
El ojiceleste sabía que Maurice le tenía envidia porque tenía muchos amigos fieles con los que se divertía mucho, tenía mejores notas y era más popular y más lindo que él.
Porque sabía que antes de que él llegara, Maurice era el chico más lindo de toda la escuela, sin embargo eso se había acabado y Alois siempre se burlaba de él por eso.
Ambos eran muy parecidos, tenían el cabello rubio y la piel pálida, eran delgados y tenían facciones finitas, mucha gente llegaba a pensar que eran hermanos.
Pero había una diferencia clave:
Sus ojos.Pues a pesar de que Maurice poseía brillantes esmeraldas, era imposible compararlos con los expresivos oceánicos de Alois.
Y, solo para joderla un poco más, el último tenía algo que el otro jamás podría tener:
El amor de Ciel.Fue un rumor que escuchó más de una vez, que el de cabellos rizados largos le tenía envidia al otro rubio porque también estaba secretamente enamorado del peliazul.
—¿Y si él es mejor que yo?
Preguntó después de un rato de silencio, nunca lo decía, pero al ojiazul le conmovía esa vulnerabilidad de su chico, cuál sensible era debajo de esa coraza de egocentrismo y arrogancia.
—¿Qué tonterías dices? —Regañó con falsa molestia acariciando suave y ligeramente su otra pierna no enyesada.
—Quizás si fuera menos egocéntrico y grosero...le agradaría más a los demás. —Concluyó sin dejar de llorar.
En otra situación, se habría enojado y gritado que solo decía incoherencias, que no le hacía falta cambiar por nada ni nadie, para después irse y que su novio tuviera voluntad propia para entender y levantarse por su cuenta.
Pero sabía que su amado estaba cansado, física y mentalmente, y probablemente un regaño solo lo haría sentir peor.
Tomó su mano con fuerza para hacerlo sentar y que por la falta de fuerza terminara recargado sobre él.
—No cambies, siempre sé tú. —Pidió, casi como un ruego.
—¿Soy difícil de querer? —Sabía a qué venía eso, su cuidador, Claude Faustus solía ser demasiado arisco con él y acostumbraba a decirle cosas que dañaban su amor propio de una forma increíble.
—Eres difícil de entender, no de querer. —Musitó bajito, rodeando con su brazo la cintura de Alois. Desvió la mirada y sus mejillas se coloraron un poco. —Yo te quiero desde el primer día que te conocí. —Confesó apenado, el mayor volteó su cabeza hacia arriba aún sollozando, sus mejillas y nariz estaban rojitas y sus pestañas normalmente enchinadas ahora estaban caídas y mojadas.
Pero dejó de llorar al admirar la cara de Ciel, sonrojada por el comentario que había hecho, pues solía ser casi inexpresivo.
Sin moverse demasiado de como estaba por el dolor de su pierna rodeó el torso de su novio con su brazo y probablemente seguir llorando ahí, pero sintiendo la calidez del cuerpo ajeno.
Después de un rato Phantomhive notó que su respiración se había regularizado y se sentía más tranquilo, por lo que dedujo que de había quedado dormido.
Sin hacer mucho movimiento sacó su celular color azúl y abrió su cámara.
Tomó una simple pero bonita fotografía con este, quedando maravillado por la expresión imperturbable del bello durmiente, también aparecía la mitad de su rostro, en la que una mueca similar a una sonrisa se dejó ver.Con sumo cuidado se encargó de subir al ojiceleste a la cama y acomodarse al lado suyo, estaría ahí hasta minutos antes de que su cuidador llegara, pues a él no le gustaba verlos juntos.
Alois abrió levemente los ojos al sentir dolor por ser movido, pero inmediatamente se sintió afortunado de tener a la persona que tenía al lado.
—Siempre estaré contigo Alois, y si tengo que ponerme en contra de todos, lo haría. Y si tengo que darle una lección a Maurice, lo haré.
—Lo sé, me amas. —Sonrió —Y yo a tí.
Holi.
¿Les gustó?
Quiero hacer una segunda parte de este one-shot, no sé alguna situación dónde Ciel tenga que ayudar a Alois en algo o que sé yo.Perdonen la mala redacción.
Gracias por leer, votar y comentar, me motivan mucho!Cuídense mucho y coman bien.
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O.S | CieLois
FanfictionOne-Shots (Historias cortas) de mi shipp favorito. 19 en #cielphantomhive 01/09/2024 2 en #cielois 01/09/2024 1 en #cielois 21/09/2024 ↪︎Mención de otros ships. ↪︎Créditos de las imágenes usadas a sus respectivos autores. ↪︎La mayoría de veces Ciel¡...