Prefacio ☆

967 53 25
                                    

23 de Abril, Barcelona

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

23 de Abril, Barcelona

Martin paró en seco una vez entró en lo que supuso que eran los vestuarios, abriendo los ojos en grande al ver a su amor platónico justo enfrente suya. Lo estaba viendo, en la vida real; Lo tenía a menos de tres metros y si daba un par de pasos iba a poder tocarle. 

Bebía de una pequeña botella de agua distraído, con un traje negro que le quedaba como un guante y una camisa de rejilla con brillantes que dejaba poco a la imaginación. Su pelo (Aquél con el que Martin había soñado demasiadas veces, imaginándose sus dedos indagando entre cada mechón) estaban peinados con un desorden en forma de pico, dándole un aire más rockero que combinaba a la perfección con la sombra negra que delineaba sus verdes ojos, y es que dios mío, que ojazos. 

Cuando Juanjo se percató de su presencia, a Martin se le ralentizó el mundo. No notaba su respiración acelerada ni como el corazón le iba a mil después de esquivar como mínimo a tres guardaespaldas. Nada de eso importaba, porque esos dos ojos verdes, por segunda vez le miraban a él.

— ¿Quién eres tú? Y ¿Qué haces en m— La voz grave de Juanjo entró como notas musicales en los oídos del pequeño, pero todo fue interrumpido cuando este escuchó como por el pasillo uno de los guardaespaldas venía corriendo en su búsqueda. 

Martin, preso del pánico, no pensó en otra cosa que dar dos zancadas y tirarse encima del maño, cogiéndole la cara con ambas manos y juntando sus labios en un desesperado y torpe beso. 

Notó como Juanjo le cogió de la cintura, seguramente intentando no caer después del impulso que el pequeño había hecho, pero sus labios no correspondían al beso, aunque, para ser honestos, eso era de las últimas cosas que rondaban por la cabeza del pequeño. 

Juanjo por el otro lado, con los ojos bien abiertos, no acababa de entender qué estaba pasando. ¿Por qué un desconocido le estaba besando? Vio como uno de sus guardaespaldas hizo el amago de entrar a toda prisa al vestuario, pero al ver su escena, fijándose en las manos del cantante que, por mera casualidad se encontraban en la cintura del pequeño, se disculpó rápidamente y cerró la puerta con prisa, avergonzado. 

Cuando por fin reaccionó, apartó al desconocido de un empujón, con las mejillas sonrojadas y la mente aún confusa. 

— ¿Pero a ti qué coño te pasa? — Espetó el cantante

— ¿Pero a ti qué coño te pasa? — Espetó el cantante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Backstage | JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora