Capítulo 17: Tensión parte 2☆

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canción del capítulo: Pretty Little Addict - Haiden Henderson

— Haces daño joder no hace falta que seas tan imbécil — Martin se zafó de su agarre

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— Haces daño joder no hace falta que seas tan imbécil — Martin se zafó de su agarre. Juanjo solo resopló

— Lo que tu digas — Se metió en el camerino. Martin se quedó apoyado en el marco de la puerta, viendo como el chico rebuscaba entre sus cosas.

— Y se puede saber por qué "necesitabas mi ayuda" — Preguntó. El contrario se giró y se encaminó hacia él. Cuando lo tuvo enfrente el paquete de cigarros impactó en su pecho, con la mano de Juanjo haciendo presión del otro lado del paquete.

— Teníamos un trato. Voy a fumar y tu te vienes conmigo — Le dijo con el ceño fruncido. ¿Este hombre se pasaba todo el día cabreado o era impresión suya?

— Eres insufrible — Dijo entre dientes lo suficientemente alto como para que el mayor le escuchara pese a que iba un par de pasos por delante

— Noto rabia en tu voz, ¿Acaso te ha molestado que no te dejara estar más rato riéndote con Hugo en vez de trabajar como es lo que tendrías que estar haciendo? — La voz de Juanjo sonó sarcástica.

— A ti ni te va ni te viene lo que haga o deje de hacer con Hugo — Martin le respondió seco, siguiendo su figura y viendo su amplia espalda mientras caminaban, el mayor yendo a un paso acelerado y marcando las pisadas con más fuerza de la normal

— Tienes razón, no me podría dar más igual — Abrió una puerta metálica y al momento un viento templado y el ruido de la circulación entró en el edificio — Si no fuera porque estas distracciones repercuten mi trabajo. Hugo ha de estar centrado en monitorizar las cámaras, no en ligarse a mi puto diseñador — Se apoyó en una pared exterior y encendió el cigarro, haciendo una barrera para que el fuego del mechero pudiera salir fácilmente.

— Para empezar no soy tu diseñador, ni tu diseñador ni nada en lo que puedas utilizar un determinante posesivo. — Martin hizo énfasis en la palabra "tu" — Para continuar Hugo no estaba ligando conmigo, y ¿Sabes qué? Que si lo estuviera haciendo tu no tienes absolutamente ningún poder en contra de ello, como si me lo quiero tirar mientras tu haces tu numerito con alguna fan para conseguir un tweet viral. — Los ojos de Martin ardían de rabia, con la actitud del maño sobrepasando sus límites. Le miraba desde dentro del pasillo, quedándose en un punto estratégico que le permitía ver si alguien venía.

Juanjo por el contrario seguía apoyado en la pared, soltando humo con el ceño fruncido.

— Interesante que el niñato que lloraba por las esquinas hace apenas horas tiene los cojones para encararme así. Si quieres follarte al puto Hugo no hace falta que me lo restriegues por la cara, suficiente tuve con que me besaras. — Juanjo estampó su cigarro a medio consumir contra la pared de ladrillo y se acercó al menor, encarándole y haciendo que quedara atrapado entre él y la pared. — Ahora que lo pienso, quizás es algún fetiche tuyo, ¿No? Ya sabes, eso de ir acosando a hombres del sector entre bambalinas — Una sonrisa casi gatuna se coló por el rostro del mayor, quién disfrutaba al ver como el ceño del contrario se fruncía según pasaban los segundos. — Primero yo, luego él... — Empezó a numerar casi susurrando, colocando una de sus manos justo al lado de la cabeza de Martin, quién la miró de reojo al sentirse aún más acorralado. — Quién será luego, ¿Nacho? — La lengua de Juanjo repasó cada uno de sus dientes superiores con una sonrisa. — Sí, te pega follarte a tu jefe directo — Le susurró con esa misma sonrisa victoriosa que Martin quería arrancar.

— Ya van cuatro, Juanjo — Martin alzó la cabeza sin sentir ni un ápice de miedo ante el grande cuerpo que le acorralaba — ¿No será que quién tiene un fetiche para follarse a sus empleados serás tu? — Martin pasó una mano por todo el abdomen contrario, empezando desde su cuello y con la mano deslizándola poco a poco hacia abajo.

Juanjo sintió como las palabras se le quedaban atoradas en la garganta y la piel se erizaba ante el contacto, bajando la mirada rápidamente hacia esa traviesa mano que se sentía con todo el derecho a recorrer su torso. Tragó saliva mientras veía como las venosas manos del menor le recorrían el ombligo y seguían bajando, haciendo que la sangre le circulara más rápido y mariposas empezaran a sentirse donde no deberían.

Esos dedos no deberían estar haciendo los estragos que hacían y su cuerpo definitivamente no debería sentir como ardía en llamas. Tragó saliva nervioso cuando vio como la mano no paraba, y cuando alzó la mirada se encontró con la de Martin mirándole, lo cuál lo puso aún más nervioso y sentía como los oídos se agudizaban.

— ¿Ya no dices nada? Quizás si que quieres follarme — Los dedos de Martin siguieron bajando, mientras su mirada se fijaba en esa nuez que no dejaba de moverse. Juanjo tenía los ojos clavados en los suyos, y Martin podía percibir como cada vez al mayor le costaba más respirar con calma, su pecho subiendo y bajando con cada vez más rapidez.

Cuando Martin empezó a delinear la hebilla plateada del cinturón fue que Juanjo reaccionó, cogiendo esa mano traviesa y atrapándola con un golpe seco, dejándola justo al lado de la cabeza de Martin, su mano haciendo presión en la muñeca contraria para que esta no escapara de su agarre

— ¿Qué crees que es lo que estás haciendo? — Juanjo acercó su cara para susurrarle con fuerza. Sin embargo Martin a través de sus ojos pudo ver lo nervioso y necesitado que se sentía el mayor, haciendo que su orgullo se alzara al haber puesto así al contrario.

— ¿Yo? Jugar un poco, ¿No lo ves? — Martin acercó su cabeza hasta el contrario y su labio inferior casi roza con el del mayor, soltando un suspiro apropósito para que el aire fuera notado en esos labios rosados que acababan de ser humedecidos.

Martin había descubierto una nueva forma de sacar al mayor de sus casillas, y es que no había nada más que Juanjo odiara que sentir que perdía el control de las cosas, y si ponerle nervioso iba a conseguir que le diera todo el poder a Martin, él lo haría más que encantado.

— Deja de hacer el imbécil, nos pueden ver — Juanjo perdió por un momento el norte y con su mirada repasó los gruesos labios del pequeño, quienes se curvaban en una sonrisa ladeada que se agrandó al ver la atención del contrario puestos en ellos, logrando que el colmillo superior y los dientes que le rodearan se vieran levemente.

— Amor eres tu quién me tiene acorralado, y de todas formas, ¿No vendría bien esto para lo de la relación fingida? ¿Deberíamos llamar a un paparazzi? — Martin fingió un puchero y le miró desde abajo, batiendo las pestañas de una forma que Juanjo solo podía pensar en como le gustaría arrancárselas. ¿Cómo podía atreverse a mirarle de esa forma?

— Eres un niñato imbécil — Notando como tenía las mejillas calientes después de escuchar ese apodo y darse cuenta que, en efecto, él era quién estaba acorralando al pequeño, deshizo su agarre y con grandes zancadas se dirigió de nuevo al camerino

— ¿Seguro que no quieres acabártelo? Puedo seguir quedándome de guardia — Martin preguntó burlándose del mayor.

— Que te jodan, Martin — Juanjo bramó desde la otra punta del pasillo

— Con gusto, ¿Se lo pido a Hugo, a Nacho, o quieres hacerlo tú? — Le respondió antes de verle desaparecer al girar a la derecha por el pasillo, nunca escuchando una respuesta a la pregunta.

— Con gusto, ¿Se lo pido a Hugo, a Nacho, o quieres hacerlo tú? — Le respondió antes de verle desaparecer al girar a la derecha por el pasillo, nunca escuchando una respuesta a la pregunta

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Backstage | JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora