Juanjo, integrante de la banda del momento Apolo 16 se encuentra siendo besado por un supuesto fan que se ha colado en su camerino a mitad del concierto.
Martin, fan de la banda, acaba siendo contratado por esta para ser su diseñador gráfico, ni él...
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Pues nada... De nuevo en el hotel y de nuevo compartiendo habitación. Entraron al hotel e hicieron el check in sin siquiera mirarse, en parte aún con la vergüenza y el contacto de la lengua con los labios presente en sus mentes, y por otro lado con esa rabia creciente en su interior que sabían que si interactuaban con el otro iba a salir a borbotones.
El viaje en ascensor fue incómodo, un montón de carraspeo de gargantas, unos cuantas patadas en el aire al no saber cómo actuar y miradas a cada mínimo detalle que las paredes pudieran tener, como aquella mancha azulada de proveniencia desconocida.
Mientras caminaban por los pasillos desérticos del hotel únicamente se escuchaban sus respiraciones acompasadas y las ruedas de las maletas arrastrando los kilos de ropa que tenían dentro. Martin siendo guiado por el mayor, aunque siendo honestos iba casi a ciegas, sus ojos únicamente viendo su ancha espalda que casi llenaba toda la anchura del pasillo.
Un pitido sonó y el mayor entró primero, Martin apenas puso un pie dentro cuando escuchó como el mayor se quejaba
— Esto tiene que ser una puta broma — Juanjo bramó y se despeinó el pelo con la mano, en un claro acto nervioso. Martin arrugó el ceño al ver su reacción y siguió caminando por el pasillo hasta que vio aquello que ocasionaba el malestar del mayor. Martin tragó saliva nervioso al una única cama.
— Juraría que Hugo antes ha mencionado algo de que el hotel no se ha molestado en separar las camas, son todas individuales pero las han preparado como si fueran matrimoniales — Martin sugirió con la voz algo aguda. Si que era verdad que recordaba vagamente al chico explicándole sobre las habitaciones entre quejas sobre lo perezosos que a veces eran los hoteles, y de verdad, de verdad que esperara que ese fuera su caso también.
No podía ni pensar en lo que supondría dormir en la misma cama que Juanjo. Que el mismo Juanjo que esa misma mañana le había despertado gimiendo su nombre. No, dormir con él era impensable y sus hormonas agradecían la distancia que dos camas bien separadas ofrecían.
Juanjo dejó de mirar la cama para mirarle a él con una ceja alzada, antes de rodar los ojos y susurrar un "Hugo, cómo no" Volvió a centrarse en la cama y cogió un extremo de la sábana, apoyándose en la cama para llegar a ella sin agacharse.
Martin no pudo evitar tragar saliva al ver cómo todas las venas y músculos del brazo de Juanjo se veían al apoyar su peso en ese brazo, ni siquiera haciendo caso a los murmuros cabreados que el otro decía
Juanjo levantó la sábana con un movimiento rápido y esta acabó en el suelo. Silencio. Había un claro y tenso silencio mientras los dos chicos miraban la cama, para ser más precisos él colchón matrimonial que definitivamente no tenía ninguna brecha.
"No, de eso nada" Martin se negaba a que eso fuera verdad, él esa noche no iba a dormir con el mayor. Ni de coña.
Ambos se miraron brevemente antes de apartar las miradas a lados opuestos, con demasiada vergüenza recorriéndoles el cuerpo como para comentar algo al respecto.
