Juanjo, integrante de la banda del momento Apolo 16 se encuentra siendo besado por un supuesto fan que se ha colado en su camerino a mitad del concierto.
Martin, fan de la banda, acaba siendo contratado por esta para ser su diseñador gráfico, ni él...
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— ¡Hola! Un Colacao caliente por favor — Con una sonrisa cálida Martin pidió a la chica detrás del mostrador, sacándose los auriculares para poder entablar correctamente la conversación, puesto que la voz de los Apolo 16 siempre le hipnotizaba y hacía que se le dificultara responder hasta a la pregunta más sencilla.
La chica le sonrió y amablemente le hizo pagar. Cuando la transacción finalizó Martin volvió a colocarse esos auriculares con cancelación de ruido que tanto amaba y, al compás de la melodiosa voz de Juanjo Bona, uno de los tres integrantes del grupo, se paseo por la pintoresca cafetería hasta que encontró una mesa en la que poder sentarse. Claramente su elección fue una pequeña mesa para dos que se encontraba en una esquina del local, justo a un lado del gran ventanal que ofrecía las vistas del concurrido Paseo del Muelle de las Arenas.
La cafetería no tenía pinta de ser nueva, al contrario, el vasco podía asegurar que esas paredes no habían tenido contacto con pintura fresca en mucho más tiempo del que deberían. Pero eso, en parte, era el encanto del lugar.
Abrió su ordenador portátil y resopló, viendo el volumen de trabajo que tenía pendiente y el cual sentía que no iba a ser capaz de acabar a tiempo, ¿De verdad diseño gráfico valía la pena? Se lo preguntaba todos los días.
Iba a continuar con la maquetación del texto que tenía pendiente para su proyecto de editorial, cuando en la esquina inferior derecha, le apareció una notificación que acaparó toda su atención.
"@Juanjo.bona ha publicado un nuevo tweet: ¡HEMOS HECHO SOLD OUT! QUEEEEE? Muchísimas gracias a todos de corazón, nos vemos en el Tour"
Esa sonrisa que automáticamente se le había puesto en el rostro desapareció poco a poco según sus ojos se deslizaron por la oración. Luego, se la quedó mirando, paralizado, hasta que esta, al igual que había aparecido, desapareció de la pantalla.
Los ojos de Martin fueron a parar directamente a la fecha que marcaba su calendario en la zona inferior. Diez minutos, las entradas habían estado a la venta durante diez minutos.
Las palabras ni siquiera salían de su boca, sus manos se quedaron reposadas en las últimas teclas que sus dedos habían tocado antes de leer la notificación, todo su cuerpo estaba tenso y sentía como las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos.
Llegaba diez minutos tarde y el Tour ya había hecho Sold Out.
La camarera apareció con la misma sonrisa que antes le había parecido encantadora, pero que ahora lo único que le apetecía era arrancársela. No era lógico, pero en parte odio a la camarera y le echó algo de culpa a ella también. "Si no hubiera venido a esta cafetería y me hubieras atendido seguramente ahora tendría las malditas entradas"
