El peligro acecha tras la fachada de la perfección en Riverton, donde los límites entre la pasión y la manipulación se desdibujan.
¿Puede el amor sobrevivir cuando se enfrenta al lado oscuro de la obsesión?
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Todo transcurrió en Riverton, un pequeño y aparentemente tranquilo pueblo en Inglaterra, donde lo más emocionante que podía suceder era prácticamente nada.
Al menos, eso creía yo.
Estaba en mi primer año de universidad cuando, apenas unos meses después de la muerte de mi padre, conocí a Matteo D'Angelo. Mi padre había sido mi mayor apoyo y mejor amigo, y su pérdida me sumió en un duelo que me robó el sueño durante más de un mes. Sin embargo, la llegada de Matteo cambió mi vida de una manera que nunca imaginé.
Matteo era un chico italiano que había llegado al pueblo varios años atrás junto a su padre, Vicenzo D'Angelo, un millonario de quien todos hablaban. Decían que Vicenzo poseía un encanto magnético y una presencia imponente, alguien que dejaba una impresión imborrable en todos.
Mi madre lo describía de manera distinta a la que lo hacían los demás: para ella, ese hombre era el mismísimo demonio encarnado. Creía que su grandeza y riqueza eran solo una fachada para ocultar su naturaleza perversa, y que había seducido a todo el pueblo con su poder oscuro. Para mi madre, Matteo era el hijo de ese demonio, destinado a heredar su maldad y a propagarla.
De niño, esas palabras me infundieron un temor profundo hacia los D'Angelo, aunque solo conocía la figura de Vicenzo a través de relatos y rumores. Nunca lo había visto en persona; para mí, era como una leyenda, una de esas historias que se cuentan a los niños para advertirles sobre las tentaciones del maligno, como un ángel caído que lleva a la perdición a aquellos que no se mantienen en el camino recto. Vicenzo era un misterio que vagaba en mi mente, siempre presente en el trasfondo de mi conciencia.
Con el paso de los años, esa imagen aterradora empezó a desvanecerse. Conforme fui creciendo, empecé a cuestionar esas historias y a darme cuenta de que tal vez no había tanto de verdad en ellas. La curiosidad comenzó a reemplazar al miedo, y las advertencias de mi madre perdieron su poder sobre mí.
Gran error.
En mi primer día de universidad, desafié todas las advertencias y me acerqué a Matteo. Para mi sorpresa, descubrí que no era el demonio que mi madre había pintado. Matteo poseía una chispa especial que hacía que incluso los días más oscuros parecieran llenos de posibilidades. Nos convertimos en buenos amigos y compartimos experiencias que me ayudaron a sobrellevar la pérdida de mi padre. Pasábamos horas hablando sobre nuestras vidas y descubrimos que teníamos muchos gustos en común. Disfrutaba enormemente de su compañía.
No pasó mucho tiempo antes de que confesara sus sentimientos hacia mí. Aunque no me sentía digno de estar en una relación con alguien de su posición, finalmente acepté. No sentía amor por él, pero valoraba nuestra amistad y pensé que con el tiempo podría enamorarme, ya que su personalidad y la confianza que me transmitía eran inigualables.
Sin embargo, mientras más cerca estaba de Matteo, más intrigado me sentía por Vicenzo. Matteo hablaba de su padre con una mezcla de admiración y cautela, como si hubiera capas de su personalidad que ni siquiera él entendía completamente.
—Mi padre es como un enigma envuelto en un manto de misterio —me dijo una noche, respondiendo a las tantas preguntas que solía hacerle sobre Vicenzo.
Esa descripción resonó en mí como un desafío silencioso, invitándome a descubrir más sobre el hombre que tantos temían y admiraban a la vez. Aunque no estaba seguro de qué podría encontrar, sentía que Vicenzo D'Angelo era más que una simple leyenda urbana; era un rompecabezas que podría revelar secretos sorprendentes y la verdad detrás de las sombras que habían oscurecido mi infancia.
Pero nunca imaginé que descubrir la verdad me costaría tanto, que desafiar todo lo que mi madre me había advertido me arrebataría más que solo el sueño.
Sin embargo, aún me pregunto... ¿Fue realmente mi curiosidad lo que desencadenó todo? ¿O estaba destinado a suceder de cualquier forma?
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