Capítulo 20. [ El Autor ]

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Sentí que un silencio envolvía el mundo, y la voz que provenía del teléfono parecía una broma pesada. Mi cordura pendía de un fino hilo que, en cualquier momento, podría cortarse, y temí no volver a verla. Permanecí en silencio, incapaz de encontrar palabras, suponiendo que la sorpresa y el sueño habían sellado mi boca. Dejé que hablara; comprendió mi falta de respuesta y continuó.

—El pasado es recordable, y aunque suene extraño, también lo es el futuro —confesó, esperando mi reacción, pero yo permanecí en silencio—. Existe una parte de la luna que no podemos ver, pero está ahí, tangible, y podríamos caminar sobre ella si así lo deseáramos.

—¿Dónde estás? —pregunté sin escrúpulos.

—Ya has estado. Te he sentido —afirmó convencido.

—¿Dónde?

—No puedo... Victoria, me fui porque me sentía perdido, y encontré algo a lo que aferrarme para sentirme vivo, pero estoy yendo muy lejos. No encuentro la salida, pero puedo regresar en cualquier momento. Lo sé.

—Eso no tiene sentido, Marc.

Los pinchazos en el corazón me atravesaban tan profundamente que sentía cómo salían por mi espalda. El nerviosismo me invadía y las manos me temblaban, casi incapaz de sostener el teléfono. Un frío me envolvió, helándome. Noté que la ventana del salón estaba abierta y, sin pensarlo, fui a cerrarla mientras Marc hablaba de fondo.

—No tiene sentido, es cierto —confirmó—. No puedo esperar que lo entiendas; hay que verlo para comprenderlo.

No supe cómo responder. Necesitaba respuestas y no sabía cuánto duraría esa conversación, así que cambié de tema para buscarlas.

—¿Qué son esas cartas? ¿Qué significan?

—¿Cómo que cartas? Solo hay una.

—¿Y las de tus amigos?

—Les están manipulando, Victoria. No soy el autor de esas cartas.

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⏰ Última actualización: Jul 31 ⏰

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MANCHADA de Aarón AlcaideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora