First Love - J. Jungkook -

08

Después de años de liderazgo sabio y dedicado, la Reina Hyejin solía pasear por los jardines del palacio para encontrar momentos de tranquilidad y reflexión. En uno de esos días serenos, mientras caminaba entre los árboles florecientes, descubrió a su hijo, el Príncipe Seungwan, absorto en una conversación animada con un ave que se posaba en una rama cercana.

Curiosa y sorprendida por la escena, Hyejin se acercó en silencio para escuchar lo que Seungwan decía. La expresión en el rostro del príncipe era serena y llena de complicidad, como si estuviera compartiendo secretos con un viejo amigo.

—...me siento agradecido de tenerte aquí, de saber que siempre estás conmigo —decía Seungwan, con una ternura que Hyejin conocía bien, pero que ahora resonaba con un significado más profundo.

El ave canturreó suavemente en respuesta, sus ojos brillando con una intensidad que atrajo la atención de Hyejin. Observó con asombro cómo el ave parecía entender las palabras de Seungwan, como si compartieran un lazo especial que trascendía lo común.

Cuando Seungwan notó la presencia de su madre, su rostro se iluminó con una sonrisa. —Madre, perdón si te sorprendí. Estaba hablando con este ave, ella... me recuerda a alguien muy especial.

Hyejin se acercó lentamente, con los ojos llenos de curiosidad y un presentimiento creciente en su corazón. Observó al ave más de cerca, reconociendo los rasgos familiares en su plumaje y en la forma en que interactuaba con Seungwan.

—¿Sabes quién es este ave, madre? —preguntó Seungwan, notando la expresión pensativa en el rostro de Hyejin.

Ella asintió lentamente, con una mezcla de asombro y gratitud. —Sí, hijo mío. Creo que lo sé.

Seungwan miró a su madre, esperando una explicación que confirmara lo que ya sospechaba en lo más profundo de su ser.

—Este ave... es la presencia de tu padre, Jungkook —dijo Hyejin con voz suave pero llena de emoción—. Él te visita todos los días en esta forma para recordarte su amor y su protección. Lose, por que el también me viene a visitar en las noches, cariño mío

Los ojos de Seungwan se llenaron de lágrimas mientras abrazaba al ave con gratitud renovada. Finalmente, entendía la conexión especial que había sentido desde que era joven, la sensación reconfortante de tener a su padre cerca, incluso después de su partida.

—Gracias, padre —susurró Seungwan con reverencia—. Gracias por estar siempre conmigo.

Hyejin observó con orgullo a su hijo, sabiendo que la presencia de Jungkook en sus vidas había creado un lazo indestructible de amor y cuidado que perduraría por generaciones. En ese momento, el jardín parecía estar lleno de una luz especial, una prueba tangible de que el amor verdadero trasciende el tiempo y el espacio, uniendo a los corazones más allá de la vida misma.