4 Un nuevo mundo 🔥🔥🔥

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—¿Quiere que viva con usted? ¿Por qué?

Ya no había rastros de vello facial, sus mejillas rosadas y redondas irritadas por el frío. Sus labios eran pulposos, el inferior tenía una suave separación al medio. Los rasgos femeninos se acentuaban aún más si se ponía atención en su mandíbula apenas definida. Jasper se humedeció los labios y pensó lo difícil que sería la vida de Sean en todos los aspectos, empezando por el hecho de que, sin importar donde fuera, le solicitarían su cédula de identidad. Sus cejas apenas distinguibles, al igual que sus pestañas que si bien eran largas eran muy blancas como su cabello ¿Cómo carajo Clayton había engendrado este muñeco de porcelana? Eso, sin duda, sería un misterio de la ciencia. No había un gen March en ese cuerpo, ni sus facciones, ni su estatura, y mucho menos su estructura corporal. Clayton era un oso de un metro noventa. Sean con seguridad, no llegaba ni siquiera al metro setenta de estatura. La camiseta se había deslizado a un costado y develó la piel blanca que se adhería a los huesos. Estaba muy delgado. La desnutrición se notaba en cada parte de su cuerpo. Sean sostuvo las mantas de la cama de hospital mientras Jasper explicaba su situación.

—No es bueno que regreses a la calle con este frío. Vas a morir congelado.

—Sé cuidarme solo—replicó de inmediato—. Soy un adulto.

—Sí, eres un adulto y sabes qué es lo mejor para ti—Jasper no lo contradijo—, pero te estoy dando la posibilidad de que tú y tu mascota pasen un invierno lejos de las calles. Tal vez tu vida carezca de valor para ti, pero ¿qué hay de Rainbow?

Sean tragó saliva. Jasper sonrió con amabilidad. Una calma que nada tenía que ver con las emociones que lo envolvían, con la adrenalina que recorría su torrente sanguíneo. El fiscal se cruzó de brazos. El muchacho observó la manera en que esa chaqueta marcaba sus bíceps. No era la primera vez que lo notaba. Ningún ser vivo pasaría al lado de ese hombre y no se daría la vuelta a observarlo. Sean lo había contemplado en numerosas ocasiones. Su gran físico, la masculinidad en su máxima expresión, su rostro apuesto, pero cargado de profunda tristeza.

«Concéntrate».

Ese hombre traía algo entre manos, resultaba obvio.

«Fiscal Hawking es agradable verlo por aquí. Justo le decía a este mugroso lo que les pasa a los rufianes como él».

Recordó lo sucedido con el viejo de la tienda, ¿y si se había arrepentido y ahora quería iniciarle acciones legales?

Tragó saliva y negó al interior. Un hombre así no necesitaba excusas. Si lo quisiera encarcelado, ya lo estaría. Entonces, ¿qué es lo que pasaba aquí? Sean no tenía nada de valor, además el fiscal ni siquiera parecía la clase de hombre que se cobraría los favores con sexo.

«¿Y eso te preocupa? ¿Tendrías algún problema en pagarle cada centavo de esa manera?».

—Cállate.

—¿Disculpa? —Jasper frunció el ceño y Sean lo miró asustado. Carajo, su mente tenía vida propia y también voz. .

—No creo que sea buena idea, fiscal. Le agradezco su preocupación—señaló—. Ojalá hubiera más personas como usted en el mundo.

Jasper asintió con una sonrisa dulce frente el enorme puñetazo moral que le había asestado Sean.

—Está bien. —No lo presionaría, sabía que esa la forma incorrecta de hacer las cosas—. Al menos, permíteme pagarte un lugar para que puedas recuperarte.

—Es usted un gran hombre, fiscal.

—Jasper—recalcó—, puedes llamarme por mi nombre. No soy tan viejo.

—Nunca pensé que era viejo—replicó y se humedeció los labios—. Es solo una cuestión de respeto.

—De acuerdo, Sean. —Jasper le puso la mano sobre el hombro desnudo. Su mano estaba caliente. Su tez de un color dorado resaltaba. Sean sintió que su interior se sacudió ante el toque que solo debería haber resultado agradable, pero despertó en él un mar de emociones—. Llámame si necesitas algo. Este es mi número.

Jasper quitó la mano de su hombro y buscó en el bolsillo de su chaqueta una de las tarjetas. Sean la recibió. Tenía un fondo color ámbar y las letras oscuras en relieve.

«Jasper Hawking».

El nombre le resultó familiar, de seguro su queridísimo padre habría tenido problemas alguna vez con este hombre. No era de extrañarse considerando que el noventa por ciento de los fiscales del estado mantuvieron algún tipo de contacto con Clayton. Sin embargo, eso ya no importaba, él no era su padre y jamás quiso serlo.

Jasper recibió un llamado en ese momento.

—Disculpa, debo atender.

El hombre salió de la habitación. Sean pensó en sus posibilidades, en el hambre, en el frío, en Rainbow.

«Te estoy dando la posibilidad de que tú y tu mascota pasen un invierno lejos de las calles. Tal vez tu vida carezca de valor para ti, pero ¿qué hay de Rainbow?».

Su supervivencia estaba en juego. Podía decirle que no a este hombre, pero se arrepentiría, ¿cuántas chances como esa tendría una persona que vivía en la calle? Sean también se sinceró con respeto a sus aptitudes para mantenerse vivo. Sí, lo había hecho durante cuatro largos años en donde tuvo que sufrir acoso, violencia verbal, golpes, maltrato, amenazas, e incluso estuvo a punto de sufrir violencia sexual el año anterior mientras dormía. De solo pensar en revivir un hecho así provocó que su estómago se oprimiera del asco.

Puede que fuera una pulga diminuta, pero no era tonto.

—De acuerdo. —Jasper regresó a la habitación—. Mañana recibirás el alta. Me aseguraré de traer a Rainbow.

—Acepto—dijo sin detenerse a pensar un segundo más. Jasper sonrió confuso.

—¿Aceptas que venga? ¿Aceptas que traiga a Rainbow?

—Vivir con usted hasta que los días más complicados del invierno pasen.

Jasper le dio una sonrisa ladeada. Sean bajó la mirada y se arregló el cabello detrás de las orejas.

«No voy a ser parte de eso. Está en contra de todo lo que defiendo, de todo lo ético».

¿Qué diferencia había entre lo bueno y lo malo? ¿Qué era el bien y el mal? ¿Acaso todos no teníamos un poco de los dos? Jasper se olvidó por un segundo de la renuncia de su amigo Román y se concentró en su plan. La primera parte siempre era la más difícil, y lo había logrado. 

Especial LGBTQ Día del orgullo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora