Manhattan, Nueva York.
Un mes después.
Jasper observaba a través del ventanal de su oficina. Se rascó la barbilla y maldijo. No estaba acostumbrado a que sus planes se torcieran. Su estricta disciplina impedía que los cambios fueran algo que lo entusiasmara. Sean March lo estaba poniendo a prueba.
No había forma de derribar los gruesos muros que lo cubrían. Jasper había intentado ser amistoso, iniciar una conversación en torno a su pasado, pero era imposible. Sean tenía habilidad para esquivar los temas escabrosos, guardar silencio, contar la mitad de los hechos. Bajo toda ese manto de luz, sensibilidad y ternura había un hombre muy inteligente que no sería fácil de doblegar. El tiempo corría y los resultados de Jasper eran nulos. Además, dos nuevos asesinatos habían entrado en su órbita y los investigadores no estaban haciendo un trabajo óptimo cuando de pruebas se trataba.
Jasper no iba a perder de nuevo, no lo permitiría. No obstante, la cuestión fundamental estribó en que el fiscal no quería asustar a Sean. Sus ambiciones de ir por todo sin importar los sentimientos se estaban desviando a medida que pasaba tiempo con el muchacho.
Jasper presionó su dedo pulgar a índice sobre su frente.
«Te estás ablandando».
Estaba arriesgando todo al tener a alguien como Sean March viviendo en su hogar. Tarde o temprano alguien se enteraría, o Jeremy abriría la boca en un lugar inapropiado y la noticia se expandiría. Jasper perdería su matrícula, y con ello, la posibilidad de encarcelar a Clayton March.
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti...
Jasper frunció el ceño y se giró ante el hombre que atravesó la puerta con un pastel en su mano derecha. El fiscal sonrió y negó. Ni siquiera se había acordado de que ese día era su cumpleaños. Jeremy con una gran sonrisa, acercó el pastel y lo colocó sobre el escritorio. Román llegó un poco más atrás. Ambos hombres saludaron a Jasper y tomaron asiento frente a él. Jeremy se carcajeó.
—Mierda, esa cara. Algo me dice que cierta persona ni siquiera se acuerda el día de su nacimiento.
Jasper se cubrió el rostro y se restregó la mandíbula. Román, que había decidido quedarse a su lado a pesar de todo, negó.
—Tienes que descansar , Jasper.
—Lo haré cuando tú lo hagas—replicó.
—Es diferente—argumentó—, yo no he pasado por un hecho tan...
—¿Triste? ¿Dramático? ¿Terrible?
—Imborrable—agregó Román y Jasper dio un suspiro.
—Estoy a punto de perder todo en esta locura—confesó a su amigos—. Sean no es como creí que sería.
—Pecaste de ingenuo para ser un fiscal de estado ¿Cómo pensaste que sería? Siendo el hijo de quién es, viviendo en la calle. La confianza no es algo que se construya de la noche a la mañana. Sin importar tu «inesperada bondad», él sabe que no puede confiar en nadie.
Román tenía razón, como sucedía la mayor parte de las veces. Carecía de la sagacidad o la impulsividad de Jasper, pero a la hora de reflexionar y analizar le llevaba la delantera. Jeremy se cruzó de piernas.
—¿Entonces? ¿Qué harás?
—Tengo dos casos a los que debo ponerle todo—explicó—, pero Sean está en mi mente todo el tiempo. Ni siquiera es lo que puedo obtener de él, es extraño. Mueve cosas en mí.
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Especial LGBTQ Día del orgullo (+18)
RomanceEspecial dia del orgullo. Tiene dos partes. 1- Adelanto nueva historia 2- Especial personajes SBO