Uno: Alerta roja.

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Los tres chicos miraban la varita sentados en la cama de Bastian y ninguno decía nada mientras Regulus los observaba esperando que terminaran de analizarla.

— ¿Y? — exclamó frustrado luego de otros segundos para que ellos lo observen.

— Es bonita.

— ¡Es lo único que dirás Nicolás!

— ¡Yo no fui quien trajo otra varita al dormitorio!

— Bien basta — musito Bastian mientras volvía a mirar la varita como si está cobrará vida y se levantará contra ellos — Es obvio que no nos dirás como la conseguiste pero esperas que te ayudemos a resolver que harás con ella.

— Si. ¿El punto al que vas es...

— ¡No! Reg, no es asi. Somos amigos, no tus asistentes personales. — murmuró el rubio dejando sus libros en su cama echando a Thony quien seguía mirando la varita desconcertado y a Nico quien le hacía puchero. — El año pasado te dejamos pasar lo de la piedra, este año si algo sucede te atare a un árbol y hasta que no me digas que sucede no te soltaré.

— Hace unos meses casi me mata un hombre lobo, Bas.

— Creeme que lo preferirás a el que a ricitos enojado.

La mirada que le lanzo a Nico cuando solto el comentario hizo que los tres se espanten, las vacaciones de Bastian no supo muy bien cómo fueron pero lo que entendió las paso con su tía.

— Cállate Jordan.

Se marchó azotando la puerta mientras los tres se miraban entre si, no entendía que le había pasado pero esperaba que se resuelva pronto.

— Thony...

— Es poderosa, R. Y me da miedo, deberías hablar con McGonagall. Ella te ayudo con el lobo, podrías...

— ¿Y si la conservas?

No supo que fue peor, ahora recordaba porque las ideas buenas siempre las tenía Bastian.

— Iré a regalarle varitas de azúcar al rubio, quizás me dé una mejor idea. — los dos chicos se quejaron pero no hablaron más, Regulus tomo la varita y la guardo en su túnica tomando la bolsa con las golosinas, al salir camino unos pasos hasta que un chico de tercero lo detuvo.

— ¿Regulus, cierto? — la sonrisa del castaño lo hizo dudar, desde que ingreso a esa casa ninguno era amable con él, excepto los amigos incompetentes de su hermano, sus amigos o Frank Longbottom. Y aveces dudaba de los primeros.

— Si. Y tú eres...

— Giovanni McMillan, aunque puedes decirme Gio.

Regulus iba a decirle que jamás pero el chico lo tomo del hombro y camino con él hasta las escaleras.

— La profesora Hooch me envió a buscarte, bueno más bien a informarte que las pruebas para buscador de Gryffindor estaban por iniciar. Aunque entendería si no aceptas, aún eres un niño, quizás ni siquiera seas tan bueno. — Regulus lo empujó al sentir los celos y la envidia que desprendía ese idiota.

— Déjame decirte que seguro soy mejor que tú si te mandaron a buscarme y no le pidieron a otro que lo haga. — bajo las escaleras casi bufando, no estaba de humor para nada de eso. Aunque extrañaba volar, no era una actividad que hacía con frecuencia desde que renació, solo en sus prácticas de primer año y sabía que la profesora lo quería cuando McGonagall le pregunto que tan interesado estaba en el Quidditch.

— El mismo interés que tiene mi hermano con seguir las reglas.

Sus intenciones no eran ser jugador, quería estar rodeado de muggles, no en el ojo de la tormenta y ser jugador del equipo de su casa era un imán para imbéciles obsesionados con esa mierda .

Regulus Black y la varita de Dianna KungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora