10. Dolor

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El demonio se estiró, bostezó
despertando por fin y salió de la oscuridad de la cueva emprendiendo rumbo a su árbol llendo directamente a cuidarlo.

Los jardines del principe Felix eran como bosques descuidados incapaces de dar vida o alimento, pero al árbol del mal tenía frutos infectados, Minho no se opuso a cuidarlos, limpiarlos y sacarles esa plaga tradicional. Robar jamás fue lo suyo, no saqueaba como sus semejantes y pobre de aquel que hurte en las tierras de uno de los principes.

La voz de Felix era el tormento de cualquier miserable alma en pecado, ¿cuanto más de un gusano sin propósito como los malignos?

- Las viandas son exquisitas - olfateó una mujer parada en medio de los campos, su cara llena de arrugas - las fiestas paganas del príncipe consumen todas las cosechas y nos dejan sin comida a los esclavos - se quejó la hereje.

Pequeños duendes y condenados destinados a labrar tierra ajena murmuraban en rincones, solo los huertos de Felix era tan productivos a cambio de la tortura a los mortales y su increible control de almas con su respectivos castigos muy ingeniosos.

La misma hereje se puso recta al ver el árbol de Lee lleno de frutos, no había día en el que este no este cargado de ellos. Quien se atreviera a tomar uno sufriría una una tortura eterna y en llamas de aquel lago infernal.

- ¿Cómo puedes mantener ese árbol con comida todos los días? - preguntó haciendo a un lado su lampa.

Así como era de fácil verlo con manzanas, también lo era verlo enfermo.

- El es mi vida.

Hasta un punto eso era cierto, trayendo a colación aquel recuerdo, cuando abrió los ojos lo primero que vió fue ese tronco muerto y esas ramas secas sin hojas. Oyó al príncipe decir en ese entonces: "Enhorabuena, eres enviado del mismo árbol para cuidarlo", en uno de sus paseos reales en carruaje.

Minho siempre creyó ser hijo de Lilith.

- Agh, el príncipe desde que conoció a ese humano no mide en sus regalos - refunfuña ella en voz alta.

¿Un demonio y un humano?

¿Eso era posible?

¿Porqué lo juzgaban a él si se veía a escondidas con un ángel entonces?

- ¿Eso no está mal? - cuestionó con curiosidad, la mujer le miró rodando los ojos.

- No a menos que ese tal Seo entregue su alma al diablo o al príncipe mediante un pacto eterno - dijo para retirarse después a seguir su deberes como esclava, al hablar se le notaba muy hostigante.

"Eso es Minho, tú no tienes alma"

"Solo eres un parásito inservible que habitará en el abismo por los siglos de los siglos"

El azabache relajó sus hombros dejando el tema, así pues continuó con lo suyo, dió con su compañero Seungmin a unos metros de distancia quien lucía tranquilo llevando una carreta llena de frutos silvestres en ambas manos, como es de frecuencia, a la cocina. Se atravesó en medio camino dejando al chico perplejo, casi lo atropellaba con la carreta.

UN ÁNGEL Y UN DEMONIO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora