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Un donadie se preguntó.
"¿Qué es el paraíso?"
"¿Será tan bonito cómo dicen?"
"¿Habrá más luz?"
"Me gusta la luz"
Dónde el demonio habita solo existen espinos, arbustos secos, tinieblas, oscuridad, llantos, gemidos y gritos despavoridos, ramas y figuras extrañas de un sin fin de seres que se lamentan por sus acciones, tristeza y melancolía, sus manos se mueven suavemente sobre el pequeño y viejo libro de figuras que robó de uno de los humanos que ingresó al infierno.
Uno con hermosas figuras que describían al paraíso, como un hermoso lugar, el más deseado por todos los habitantes de ese lugar al que conocen como la tierra. Voltea las páginas con curiosidad, si supiera sonreír lo haría, pero a los demonios se les prohíben sentir felicidad y algún tipo de emoción positiva que les acaricie el corazón, y como si estuviera esperando su imágen favorita, puede abrir sus ojos con cierta adoración al ver esos preciosos jardines en el cielo.
Minho mira arriba por pura gana, el abismo en el que se encuentran atascados todos los demonios que no son dignos de pisar un lugar santo, es un límite que, si algún día en su infinita inmortalidad puede llegar a cruzar para cumplir su sueño, se sentiría completamente realizado, por ahora, eso solo es una ilusión más del montón.
El peli negro guarda el libro, si otros llegasen a saber de su idea o deseo, seguramente lo castigarían, los otros demonios suelen ser bastante cruel con los demás, y realmente no desea meterse en problemas, sin embargo haría cualquier cosa por saber cómo es estar dentro del paraíso.
Los hijos de los demonios no han hecho algo que amerite quedarse en el infierno, no obstante, Minho ha vivido aquí desde el día en que nació, sus dos padres demonios lo dejaron a su suerte al nacer, siendo un espíritu que veló por si mismo desde el primer día en el que abrió su visión y se topó con el lugar más deplorante existente.
Un lugar tétrico lleno de tristezas y penas del cual nunca mereció conocer, no recuerda haber hecho algo grave, pero su sangre demoníaca lo vuelve un gusano que solo le permite sentir odio.
Minho es oscuridad, sus cabellos, sus ojos, su aura.
Es descendiente de la raza del infierno, allí nació y allí morirá, no importa nada más que eso, ni siquiera el tonto hilo que aprisiona su dedo meñique.
— ¿Hoy hay guarda?
Sus ojos parpadean dos veces, algo común que hace inconsciente, mira atentamente a los angeles que entran por la puerta, seguramente y como hacen siempre que vienen, se llevarán a algunas almas para juzgar sus acciones, en frente de todos, en esa balanza que mide sus bondades y pecados para brindarles el pase al cielo.
"No lo hagas Minho ... lo haré igualmente porque está mi esencia dar la contra"
Se cubre con la misma capa oscura que esconde el rostro de todas las almitas, se cuela entre ellas en el camino, al menos así podría salir un rato del abismo gigantesco con aspecto de agujero profundo. Para poder, como mínimo, ver un poco la luz, adora la luz, si no lo hiciera, no estaría cometiendo esta locura, pero como en otras veces, sabe que resultará mal, aunque eso no le importa por el momento.
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UN ÁNGEL Y UN DEMONIO
Fiksi Penggemar"Un hilo rojo que conecta a un ángel con un demonio" El cielo y el infierno. Todo sacado de mi imaginación.