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Tal y como lo dijo Hyunjin esa vez, vino más tarde, pero ni así pudo ver cómo Minho se levantaba, puesto a qué desde esa golpiza que recibió, no pudo despertar hasta después de tres días en los que había permanecido completamente inconsciente de lo que sea que estuviera a su alrededor.
El hilo lo hacía esperar como un tonto que preguntaba a cada momento por el pálido azabache de greñas negras, que tenías sus ojos cerrados todavía en los cuidados de Seungmin, quien lo atendía cuando podía por el ajetreo de sus deberes.
Suspiros y malos pensamientos lo hacían sentir aún peor de lo que creía estar, incluso cuando parecía calmarse y agarrarse de la pacificidad que intentaba buscar, aunque trate de distraerse en su mente como disco rayado todavía se repiten una y otra vez la escena en dónde encontró al azabache totalmente desfallecido e indefenso ante los daños que recibió.
En ese momento no pudo hacer nada, solo tragarse esa sensación amarga por la garganta como si no hubiera pasado nada, pero Minho no puede decir lo mismo, por qué vivió en carne propia la crueldad de esos ángeles.
Su pecho se oprime y encoge con tan dolorosa imágen, es como si se lo hubieran hecho a él mismo, y todavía no puede olvidarlo, menos borrarlo de su mente, sigue recordando los sollozos del pálido.
Inmerso en el cúmulo de sus pensamientos que intentan sabotearlo, el hilo en su dedo lo jalonea como si nada, como el aire que da vida, su corazón resuena tal como lo haría un tambor tratando de escapar de su pecho y obligando a su ser a recorrer las escaleras para llegar a dónde yace el cuerpo inconsciente del niño demonio que recibió un castigo.
"¿Será que ya despertó Minho?"
"¿Ya abrió los ojos?"
Talvez la ansiedad y preocupación que vanamente esconde en una máscara de indiferencia surge reluciente en sus acciones contrarias a las que quería realizar.
Sus pies no le hacían caso aunque hacía lo posible por detenerse, su aura angelical y energía pacífica pedían con suma urgencia ver a ese ser de ente oscuro, llendo por ningún camino en particular y buscando con la mirada alarmada, sin entenderse así mismo, perdido entre neblinas grises, por los rastros que siguió cada día que vino aquí para tener noticias de Minho.
Fue difícil y complicado, pero halló la manera de encontrar la cueva rocosa de Seungmin, o es el nombre que recuerda de el castaño que resguardó a Minho ese día.
Hyunjin se dió la voluntad de poder entrar sin antes ser invitado, y cuando lo hizo dando paso al interior de esa cueva, lo encontró sentado en una especie de cama, mirando sus brazos estirados con las heridas que intentaban cerrarse con cicatrices algo frescas.
— ¿E-estás bien? — pregunta con la voz ahogada el rubio, que sin querer hacerlo sintió un profundo alivio desde lo más profundo de su ser, como si su corazón se hubiera librado de una pesada carga.
"Felicidad" que fue reemplazada por sentimientos que jamás planea descubrir, como acertijos que envuelven su mente volviéndolo loco.
— ¿Minho?
Pero este lo ve con dolor y tristeza, típicas emociones que gobiernan el sufrimiento de un demonio de su clase. Lo habían roto de la peor manera en ese supuesto castigo.
— Tenías razón — susurra con culpa en su voz, su tono bajito siendo apenas audible para Hyunjin, quien se agachó un poco para poder oírlo — se que me dirás "te lo dije", y-y, lo sabía, me trataron como la mierda que soy, me insultaron como si fuera un parásito — tragó con dureza, esos ojos negros fueron acompañados por unas cuantas lágrimas y puños en sus manos de rabia — aunque se los suplique mil veces, me quemaron con agua bendita, se burlaban de mis gritos de dolor, y mi cabello ... querían arrancarlo — sus manos involuntariamente fueron a esa zona — les dió asco mis labios y me hirieron.
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UN ÁNGEL Y UN DEMONIO
Fanfic"Un hilo rojo que conecta a un ángel con un demonio" El cielo y el infierno. Todo sacado de mi imaginación.