En el gélido invierno de Seúl, SeulGi y SeokJin, dos almas que habían encontrado refugio el uno en el otro, se enfrentan a una serie de desafíos inesperados.
Después de la huida de EunJi, SeulGi, SeokJin y NamJoon se encontraron en una carrera contra el tiempo para detenerla antes de que llevara a cabo sus planes de venganza. Decidieron que su mejor opción era seguir las pistas que habían reunido y enfrentarla en su próximo punto de encuentro.
Con determinación en sus corazones, se dirigieron hacia el lugar donde EunJi había sido vista por última vez, preparados para lo que sea que encontraran.
Cuando llegaron, se encontraron con una escena caótica. EunJi estaba rodeada de hombres armados, listos para defenderla a toda costa.
—Así que decidieron seguirme hasta aquí. Demasiado tarde, amigos. Mis planes están en marcha y no hay nada que puedan hacer para detenerme.—habló EunJi, con una sonrisa siniestra
—No te dejaremos salirte con la tuya, EunJi. Hemos descubierto tus verdaderas intenciones y no permitiremos que lastimes a nadie más.—dijo SeulGi, con determinación.
—¿Qué pretendes lograr con todo esto? ¿Por qué te has propuesto destruir nuestras vidas?—preguntó SeokJin, con la mandíbula tensa.
EunJi se rió con desdén, su mirada llena de desprecio.
—No entenderían, incluso si intentara explicarlo. Mi vida ha sido destruida por las mismas personas a las que ustedes llaman amigos. Solo estoy recuperando lo que me han arrebatado.
—No importa cuál sea tu pasado, EunJi. Lo que estás haciendo es incorrecto y no te dejaremos salirte con la tuya.— intervino NamJoon, con gesto serio.
La confrontación alcanzó su punto máximo cuando los hombres armados de EunJi avanzaron, listos para atacar.
SeulGi, SeokJin y NamJoon se prepararon para el combate, sabiendo que estaban luchando por algo más que sus propias vidas. Estaban luchando por la justicia, por la verdad y por la amistad que habían jurado proteger a toda costa.
Mientras la batalla estallaba a su alrededor y las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia, SeulGi, SeokJin y NamJoon se enfrentaron a su mayor desafío hasta el momento, decididos a salir victoriosos y poner fin a la amenaza que representaba EunJi de una vez por todas. El enfrentamiento con EunJi y sus secuaces llegó a un punto crítico cuando NamJoon fue atacado por uno de los hombres armados, resultando herido en la batalla.
Con NamJoon gravemente herido, SeulGi y SeokJin luchaban por mantener la compostura mientras continuaban enfrentándose a los secuaces de EunJi. A pesar de los esfuerzos de SeulGi y SeokJin por salvarlo, NamJoon sucumbió a sus heridas, dejando un vacío inmenso en sus corazones y un dolor insondable en su alma. La determinación en sus corazones ardía más fuerte que nunca, impulsados por la pérdida de su amigo.
—¡NamJoon no murió en vano! EunJi, esto termina aquí y ahora.—añadió SeulGi, con los ojos llenos de lágrimas, pero con voz firme.
—¡Vamos a detenerte, cueste lo que cueste!—exclamó SeokJin, apretando los puños, su voz llena de ira y tristeza.
EunJi observó la escena con una mezcla de satisfacción y frialdad. Creía que tenía la ventaja, pero subestimó la fuerza de la amistad y el coraje de sus oponentes.
—Adelante, intenten detenerme. No tienen idea de lo que están enfrentando.—respondió EunJi, con voz arrogante.
En ese momento, SeulGi y SeokJin, combinando sus habilidades y estrategia, lograron romper la formación de los hombres armados. SeulGi, con una agilidad impresionante, desarmó a uno de los secuaces y usó su arma para cubrir a SeokJin, quien se abalanzó hacia EunJi.
—Esto es por NamJoon y por todos los que has lastimado.—dijo SeokJin, mirando a EunJi directamente a los ojos.
Con un movimiento rápido, SeokJin logró incapacitar a EunJi, sujetándola mientras SeulGi mantenía a raya a los secuaces restantes. La escena se volvió tensa mientras la policía, alertada por el ruido de la batalla, llegaba al lugar.
EunJi, finalmente derrotada, miró a SeokJin y SeulGi con una mezcla de odio y resignación.
—Todo esto... nunca lo entenderán.—habló EunJi, con una voz quebrada.
—No necesitábamos entenderlo para saber que era incorrecto. La venganza nunca traerá paz.—intervino SeulGi, con voz suave, pero firme.
Mientras las luces de la policía iluminaban la escena, SeokJin y SeulGi miraron el cuerpo de NamJoon, prometiéndose honrar su memoria. Aunque la batalla había sido ganada, sabían que el verdadero desafío sería encontrar la paz después de todo lo que habían perdido.
—Descansa en paz, amigo. Nunca te olvidaremos.—susurro SeokJin, mirando al cielo.
—Seguiremos adelante, por ti y por todo lo que vendrá en un futuro.—dijo SeulGi, con lágrimas en los ojos.
Con EunJi bajo custodia y sus secuaces arrestados, SeulGi y SeokJin se alejaron del lugar, sabiendo que, aunque el camino hacia la sanación sería largo, nunca estarían solos en su lucha por la justicia y la verdad.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
