Sombra del Pasado

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El alivio por la captura de KangHo y la destrucción de su red criminal fue palpable. SeulGi, SeokJin y NamJoon finalmente pudieron permitirse un momento de respiro mientras observaban la ciudad desde una distancia segura. Sin embargo, la tranquilidad era efímera. La calma antes de la tormenta se cernía sobre ellos.  

Una semana después de la dramática explosión en Bukchon, la vida comenzaba a regresar a la normalidad. SeulGi y SeokJin habían encontrado un pequeño apartamento en el corazón de Seúl, un refugio temporal donde podían planear su futuro juntos. NamJoon, por su parte, seguía vigilante, consciente de que las ramificaciones de sus acciones aún podían traer consecuencias inesperadas.

Una noche fría de invierno, mientras SeulGi y SeokJin compartían una cena tranquila, NamJoon irrumpió en su apartamento, su rostro pálido y sus ojos llenos de preocupación.

—Tenemos un problema —dijo, cerrando la puerta tras él con fuerza.

SeokJin y SeulGi intercambiaron miradas preocupadas.

—¿Qué pasa, NamJoon? —preguntó SeulGi, poniéndose de pie.

NamJoon sacó un sobre de su abrigo y lo lanzó sobre la mesa. SeokJin lo abrió rápidamente, encontrando fotos y documentos que le helaron la sangre.

—Esto no puede ser —susurró SeokJin, pasando las fotos a SeulGi.

Las imágenes mostraban a KangHo en compañía de un hombre que SeokJin reconoció al instante: su propio padre. La revelación fue un golpe súbito, dejando a SeokJin sin palabras.

—¿Qué significa esto? —preguntó SeulGi, mirando a NamJoon.

NamJoon suspiró, su expresión grave.

—El fiscal Park encontró estos documentos en una redada posterior. Parece que KangHo no era el verdadero cerebro detrás de todo. Hay alguien más, y estas fotos sugieren que es el padre de SeokJin.

SeokJin sintió un torbellino de emociones. Su padre había desaparecido cuando él era solo un niño, y siempre creyó que había muerto. Pero ahora, enfrentado a la posibilidad de que su padre estuviera vivo y detrás de todo, la confusión y el dolor eran abrumadores.

—No puede ser. Mi padre... él no... —tartamudeó SeokJin, tratando de encontrar sentido a la revelación.

SeulGi lo tomó de la mano, tratando de ofrecerle consuelo.

—Vamos a descubrir la verdad, SeokJin. Juntos.

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La búsqueda de respuestas llevó al trío a los rincones más oscuros de Seúl. NamJoon, utilizando su red de contactos, descubrió que el hombre en las fotos era conocido en los bajos fondos como "El Fantasma", un hombre que manejaba el crimen desde las sombras, invisible pero siempre presente.

Un antiguo socio de KangHo, capturado por la policía, reveló que "El Fantasma" había planeado todo desde el principio. KangHo era solo una marioneta, y su captura fue solo un contratiempo menor en un plan mucho más grande.

—Debemos encontrarlo antes de que sea demasiado tarde —dijo NamJoon, su voz llena de urgencia—. Si es realmente tu padre, SeokJin, tenemos que estar preparados para cualquier cosa.

SeokJin asintió, su resolución firme a pesar del dolor.

—Lo encontraremos. Necesito saber la verdad.

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El rastro los llevó a un antiguo edificio abandonado en las afueras de Seúl, un lugar donde las sombras parecían cobrar vida. El edificio, cubierto de grafitis y escombros, emanaba una sensación de peligro inminente.

—Aquí es —dijo NamJoon, revisando el mapa—. Mis contactos dicen que este es el escondite del Fantasma.

Entraron con cautela, sus pasos resonando en el silencio sepulcral. Cada rincón del edificio parecía esconder secretos, y el aire estaba cargado de tensión. Finalmente, llegaron a una gran sala en el centro del edificio, donde encontraron a un hombre esperándolos.

Era un hombre mayor, su rostro marcado por cicatrices y años de dureza. Sus ojos, sin embargo, tenían una familiaridad inquietante para SeokJin.

—Así que finalmente has llegado —dijo el hombre, su voz suave pero llena de autoridad—. SeokJinnie, mi hijo.

SeokJin sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies. Las palabras de su padre eran como dagas en su corazón, mezclando el amor perdido con la traición.

—¿Por qué? —preguntó SeokJin, su voz quebrada—. ¿Por qué hiciste todo esto?

El hombre suspiró, un destello de tristeza en sus ojos.

—Lo hice por nosotros, por nuestra familia. Creí que podía crear un mundo mejor, pero me perdí en el camino. KangHo era solo una herramienta, un medio para un fin. Nunca quise que llegara a esto.

SeulGi, con el corazón roto por SeokJin, no pudo contenerse.

—¿Un mundo mejor? ¡Has destruido vidas! ¿Cómo puedes justificar eso?

El hombre bajó la cabeza.

—Lo sé. He cometido errores terribles. Pero todo fue por una causa que creía justa. Ahora veo que estaba equivocado.

Antes de que pudieran reaccionar, el edificio tembló con una explosión. Los esbirros del Fantasma, dispuestos a proteger a su líder, habían activado explosivos alrededor del edificio.

—¡Tenemos que salir de aquí! —gritó NamJoon, tirando de SeulGi y SeokJin.

Pero el hombre los detuvo.

—Váyanse. Yo los detendré. Esta es mi redención —dijo, empujando a SeokJin hacia la salida—. Lo siento, hijo.

Con lágrimas en los ojos, SeokJin asintió y corrió junto a SeulGi y NamJoon, dejando atrás al hombre que alguna vez fue su padre. El edificio se derrumbaba a su alrededor, pero lograron salir justo a tiempo, viendo cómo el refugio del Fantasma se convertía en escombros.

Afuera, respiraron con dificultad, el dolor y la pérdida pesando sobre ellos.

—Se acabó —susurró SeokJin, sus lágrimas cayendo libremente—. Finalmente se acabó.

SeulGi lo abrazó con fuerza, su corazón latiendo al unísono con el de él.

—Estamos juntos, SeokJin. Siempre.

Y mientras el amanecer iluminaba la ciudad, supieron que, aunque el camino había sido duro y lleno de sombras, tenían un futuro brillante por delante, juntos.
 
 
 

13/06/2024

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13/06/2024.-

ECOS DE INVIERNO☔️Kim SeokJin☔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora