Cattaleya Molina, una hábil fugitiva, escapa de la prisión mexicana junto con su ahora jefa, Isabel Aretas. En un pacto de lealtad, Cattaleya ofrece su vida y sus servicios para ayudar a Isabel en su búsqueda de venganza. Una vez que cumpla su misió...
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—Malparido ¿no me digas que este papasito es tu hijo, jefa?— preguntó mirando descaradamente de arriba abajo a semejante semental
—Si Molina, déjenme presentarles formalmente. Armando ella es cattaleya Molina, colombiana el es mi hijo, armando aretas
—Eh avemaría jefa, porque usted nunca me dijo que tiene semejante bizcocho de hijo — una risa divertida sale de sus carnosos labios contagiandola a mi tambien, por el descaro que tengo de coquetearle frente a su madre
—Tranquila colombiana, calma esas hormonas que estás hablando de mi progenitor. Bien muchachos hora de irnos — sin más preámbulos nos montamos en las camionetas. Yo rápidamente me subo en una donde armando es el conductor, su madre entra después de mi, quedando yo en medio de ambos
—¿Y tú vendrás con nosotros o quieres que te deje en algún lugar? — pregunta armando
—Pero mi amor, apenas te conozco y ya quieres deshacerte de mí — digo poniendo mi mano en mi pecho, fingiendo dramatización
—Ella viene con nosotros mijo, será como mi mano derecha. Tiene una deuda conmigo
—¿Acaso conmigo no es suficiente mamá?
—Mi rey no te sientas inseguro porque estoy yo, trabajaremos en conjunto para cumplir el objetivo de tu madre, ¿No es así jefa?
—A huevo que sí colombiana. Ahora sí armando llévanos a casa, necesito quitarme está mugre de encima
Este pone en marcha la camioneta para arrancar hacia nuestro destino, mi nuevo hogar, temporalmente.
El viaje es tranquilo y llevadero, aunque soy yo la que se la pasa hablando como si fuera una lora, ellos me siguen, riendo antes mis chistes malos o piropos que le doy al morenazo a mi lado. A pesar de estar semi desnuda, Armando no se excedió conmigo, y prácticamente nunca volteó a verme de forma viciosa, ni cuando me le lanzaba encima para llamar su atención. En resumen un caballero, un hombre hecho y derecho.
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Ciudad de mexico, mexico.
Llegamos a una enorme casa, bueno más bien era una mansión muy linda. Descendimos del vehículo y Aretas nos dio un tour por el lugar.
