Cattaleya Molina, una hábil fugitiva, escapa de la prisión mexicana junto con su ahora jefa, Isabel Aretas. En un pacto de lealtad, Cattaleya ofrece su vida y sus servicios para ayudar a Isabel en su búsqueda de venganza. Una vez que cumpla su misió...
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Cattaleya
—Ustedes tan locos o qué les pasa ¡cómo se les ocurre hacer tal estupidez frente a miles de personas! — exclamó enfadada hacia los dos ineptos que adoro pero a veces no piensan
Aretas sigue teclado en la computadora vaya a saber que cosa ignorándome por completo, mientras montana se encuentra atiborrandose una pizza mirando un partido. Los dos pasan de mi, y eso me enerva la sangre. Isabel nunca me informó acerca de este ataque contra el policía Mike y menos que tendrían que hacerlo frente a testigos. Al divisar que estos patanes no me darán alguna explicación de lo acontecido no me queda de otras que llamar a mi jefa para que ella misma me explique el nuevo plan, porque en lo que yo sabía el policía era el último en morir.
Subo las escaleras hacia mi habitación y marcó el número. Después de tres pitidos escucho su voz.
—¿Qué pasa colombiana?
—Buenas noches jefa, si yo tambien la extraño — respondí sarcástica
Rie. Vaya hace mucho tiempo no la escuchaba reír.
—¿Qué pasa? no creo que me llames solo para recordarme lo que ya sé.
—¿A si? ¿Y qué es eso que usted sabe Jefa bella?
—Que no puedes vivir sin mi, colombiana.
Una risa divertida escapa de mi garganta. La amo, en verdad extraño su mal humor, pero con el gruñón que está abajo es como tenerla conmigo.
—Bueno aparte de eso, si tengo algo que comentarle. Es sobre lo que hizo su hijo hace rato, armando disparo a quema ropa contra el policía ¿acaso el plan cambió o qué es lo que está pasando que no me entero?
—¡¿Que armando hizo qué cosa?! Ese cabrón. — pip. Colgó
Ups, creo que acabo de meter en problemas al bombón de abajo. No quiero ser una sapa, pero no puedo hacer mi trabajo si no me informan sus movimientos, lo del policía no tenía ni idea.
Al escuchar cosas romperse bajo enseguida, preocupada. Mis pasos se vuelven más cautelosos al observar como armando patea unas cajas, estoy casi segura que está enfadado por mi llamada a Isabel, pero qué más podía hacer. Estamos todos en este trabajo, no puede hacer algo así sin comentarlo al grupo.
—¿Qué pasó bombón?
—Cierra la puta boca, no quiero escucharte. — bramo enojado
—Armando lo que hiciste no estuvo bien, tu madre nos informó en el orden que tienen que morir y ese policía era el último en la lista. No puedes desobedecer a tu madre de esa forma o nos jodes a todos.
—¿Qué carajos dices? No te metas molina, esto no es una bronca tuya. De seguro tu fuiste la que llamó a Isabel para decirle, ¿porque mejor no te sales del plan y te vas? no te necesito
