Día tres: Edén

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‼️ Alastor hermafrodita/intersexual ‼️

Caminó por el sendero y entre los muchos arbustos, apartándolos para continuar con su exploración

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Caminó por el sendero y entre los muchos arbustos, apartándolos para continuar con su exploración.

Recién hace unos días que llevaba en ese curioso lugar. Un bello sitio llamado el Edén. Propietario de flora y fauna desconocida, con un ecosistema interesante y una convivencia pacífica entre todos los seres vivos de ese entorno.

Cabía destacar que no estaba solo. Oh no. Era acompañado por una malhumorada mujer que se la pasaba quejándose y exigiendo igualdad cuando claramente no se podía; al menos no en lo físico. La mujer y el hombre eran diferentes, físicamente el hombre siempre será más fuerte que la mujer. Aunque eso era algo que Lilith no parecía querer aceptar.

Habían hecho un pequeño e improvisado campamento en un claro del gran bosque. Ella se quedaba allí para cuidar mientras él pasaba gran parte de su día buscando frutas para comer o explorar los terrenos vírgenes de ese misterioso bosque. O eso era lo que quería hacerle creer a su "supuesta" mujer.

Con cada paso que daba podía escuchar la fuerte corriente de una cascada cercana y percibir esa fría brisa que lugares húmedos podían otorgar. Emocionado y hasta ansioso empezó a apurar el paso.

Bastaron unos cuantos minutos más de carrera para al fin haber llegado a ese majestuosos lugar. Pero no había sido por eso que estaba allí. Claro que no. Era por...

—¡Alastor! —clamó entusiasta.

El ya mencionado, que yacía sentado en el pasto junto a la orilla de la laguna volteó a mirarlo tan pronto lo escuchó. Una sonrisa dulce nació de sus labios y se levantó de su lugar para ir al encuentro con el humano.

—¡Adam! —ambos se abrazaron fuerte y rieron, presas de la euforia de haberse vuelto a encontrar.

Adam; el primer hombre, era amigo muy cercano de uno de los ángeles que custodiaban ese precioso jardín: Alastor.

Un ser con rasgos de ciervo y cabello rojizo que vestía siempre una túnica blanca que cubría religiosamente toda su figura. Seis alas yacían en su espalda (pero que en este momento permanecían ocultas), aunque estas estaban más en reposo que en uso. Pero eso no restaba en lo absoluto su belleza casi inaudita. Una que en más de una ocasión provocó en Adam un calor peculiar en su estómago y una extraña molestia en su ingle. Afortunadamente eran pocas (muy pocas) las veces que eso ocurría.

—¡Oh Adam, mi querido Adam! —dramatizó el ciervo, aún abrazado al hombre y sacándole aún más carcajadas por su enérgica actitud—. Hace tanto tiempo que no podía visitarte, en verdad lo siento mucho —tomó entre sus manos el rostro de Adam, que no se opuso a su suave toque.

Su corazón latía con especial fascinación por cada toque del ángel. Algo que no ocurría con Lilith.

—No te preocupes, Al. Está bien, lo entiendo... —dijo para tranquilizar al ser celestial pero en realidad no entendía.

𖤐 𝑨𝑵𝑮𝑬𝑳𝑰𝑪𝑹𝑨𝑫𝑰𝑶 𝑾𝑬𝑬𝑲 𖤐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora