Capítulo I: Vecina

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Cinco años después.

Mina miraba su reloj por quinta vez esa mañana mientras preparaba lo más rápido posible su desayuno y el de la pequeña Jiwoo, iba a llegar tarde de nuevo al trabajo sabiendo que su jefe la regañaría de peor forma de esa vez. De nuevo la alarma no la había despertado a tiempo, debía alistar a la omega para ir al colegio, pero había decidido que podía faltar...De nuevo.

—Mami, quiero cereal de frutas—La pequeña castaña miraba caricaturas sin prestar mucha atención a lo que ocurría alrededor—. Con yougurt, por favoooor.

Mina suspiró asintiendo mientras buscaba el cereal. La niñera estaba por llegar, pronto estarían sus huevos mañaneros y se irían volando en su auto hasta su trabajo. Hablando de la niñera, el timbre sonó mientras ella sacaba los cereales, corrió hasta la puerta donde la agradable beta que cuidaba a su hija le sonreía con amabilidad y haciendo una reverencia.

—Oh dios, gracias a Dios llegaste—Dijo Mina sintiendo que un peso de encima se iba—. Necesito que me ayudes a preparar el desayuno de Jiwoo, por favor—Le pidió a lo que la chica asintió.

Se dio un momento para sonreír, pero el olor a quemado le recordó que se estaba haciendo su desayuno. Corrió devuelta a la cocina para apagar el fuego y encontrarse una masa chamuscada que le indicaba que no habría desayuno para ella ese día.

—Mami, no es tu día de suerte—Bromeó la omega riendo mientras su madre tiraba los huevos quemados a la basura.

La niñera llegó justo después haciendo una mueca por el olor.

—No se preocupe, señora Myoui. Yo me encargo de Jiwoo, ¿desea que le sirva a usted también algo de cereal?—Cuestionó caminando hacia los cereales.

Mina volvió a mirar su reloj y con frustración negó.

—Gracias, Yeji. Comeré algo en la oficina—Le dijo y caminó hacia su hija quien había vuelto su atención a la pantalla—. Woo, mi amor, pórtate bien y sé buena con Yeji—Le dijo llamando la atención de los ojos marrones de la niña, esta sonrió asintiendo. Mina se inclinó y le besó la frente—. Te quiero, cachorra.

—Y yo a ti, Mimi.

La pelinegra sonrió y salió con rapidez de la casa, caminaba viendo su reloj permitiéndose maldecir por su percance. Justo cuando salía de su jardín hacia su auto sintió un olor peculiar a cerezas que decidió ignorar hasta que su cuerpo chocó con el cuerpo de otra persona que se quejó ante el golpe.

—¡Maldición!—Bramó estresada, tomó una bocanada de aire y miró a la persona con la que se chocó suavizando su mirada poco a poco—. L-Lo siento, señorita. ¿Se encuentra bien?

La mujer con la que se chocó gruñó por lo bajo quitándose de encima un pastel que traía, toda la crema estaba en su ropa haciendo sentir mal a Mina.

—Yo...Fui una tonta, me distraje y no vi si alguien salía—Contestó la castaña, esta levantó la mirada haciendo contacto visual con la mujer de traje que la seguía mirando con preocupación y le extendía una de sus manos. Su cuerpo supo al instante que era una Alfa, pero no se sentía amenazado—. Lo siento.

—Tranquila, esas cosas pueden ocurrir. Yo tampoco me fijé si soy sincera...Voy tarde al trabajo entonces...

—¡Lo siento aún más! No se preocupe por mi, siga su camino al trabajo, por favor—La dejó con la mano estirada levantándose con rapidez y haciendo una reverencia, aún con su abdomen lleno de crema y el pastel estropeado.

Single Alfa | MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora