Cap 22: El duelo

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Mente de Millie
Otra noche, otro sueño del País de las Maravillas, pero esta vez ya no era en el jardín, ahora me encontraba en una sala de tribunales, rodeada por un jurado de animales. ¿Qué estaba pasando?
Pronto recibiría la respuesta al ver al estrado, porque la persona enjuiciada era nada más y nada menos que una Alicia gigante.

Oh, esta debe ser la parte donde la acusan de los disturbios del partido de cróquet, disturbios que sé que ella no provocó. Como sabía lo que iba a ocurrir después, solo me quedé sentada viendo como la niña le decía todas sus verdades a la cara a la Reina de Corazones.
Sin embargo, con cada palabra que decía, Alicia se encogía hasta volver a su tamaño normal y toda la corte quedó en silencio.

<<Ah, con que...¿qué estabas diciendo, pequeña?>> preguntó la Reina con una expresión de furia formándose en su rostro.

Ay no, ya se qué es lo que viene después, justo arriba de la reina se comenzó a manifestar el Gato de Cheshire, y del mismo modo en el que Grim delató a Ace, el felino sonriente delató a Alicia con la Reina.
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<<¡CÓRTENLE LA CABEZA!>>

Esa frase me hizo reaccionar, apenas vi el rostro aterrado de la pequeña y los naipes abalanzándose sobre ella, sentí que tenía que hacer algo: tenía que salvar a Alicia.

Me levanté y brinqué sobre la mesa del jurado hacia el estrado. No me importa si era un sueño, no me importa si amanecía con un moretón o si le agarraba la mano a un fantasma, voy a salvar a esa niña de la muerte. Tal vez sea una idea loca, pero tal y como decía la historia "Aquí abajo todos estamos locos".

Extendí mi mano hacia Alicia y terminé zambulléndome en el mar de naipes; traté de llamarla, buscarla, pero mi voz se había sofocado, sentía que me ahogaba, hasta que escuché la voz de Grim llamándome.
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De vuelta a la realidad...
Al abrir los ojos, Millie ve a Grim sobre su abdomen, ambos estaban en el piso de su habitación.

"Hasta que te calmas, cielos Millie, me pegaste un susto enorme." dijo el felino.

Millie se sentó y se tocó la cabeza, dándose cuenta que tenía un chichón, pero cuando le quiso preguntar a Grim qué pasó, miró hacia abajo y vio que el piso y su cama estaban cubiertos por pétalos de rosa.

"No pude dormir por escucharte gritar "Alicia" un montón de veces. No parabas de escupir pétalos, parecía que te ibas a asfixiar en ellos."

"Cierto, se me olvidó eso." pensó mientras tomaba un puñado de pétalos en su mano y los veía fijamente.

"Maldito seas Riddle." pensó la chica. En eso, un par de lágrimas cayeron por su rostro.
"No...la única persona maldita aquí soy yo. ¿En qué estaba pensando?  Si no hubiera aceptado ayudar a Ace, nada de esto habría pasado.

Les dije a las chicas que no se metieran en problemas y resulta que yo me meto en uno, creía que era más inteligente, pero terminé siendo sometida por magia dos veces, ¿qué clase de líder soy? Débil, inmadura...ignorante.

Riddle y Raine tienen razón, no se nada de este mundo y no soy apta para ser prefecta."

Todos estos pensamientos inundaron la mente de Millie haciéndola llorar; con cada gemido, jadeo y llanto que salía de su boca, el dolor regresaba a su garganta y más pétalos caían de su boca. Grim vio esto y se acercó a Millie ligeramente preocupado.

"Oye, no por ser metiche, pero ¿qué tienes?" preguntó.

Millie alzó la cabeza y lo miró, Grim quedó impresionado por los ojos llorosos de su secuaz.

TW: Las siete sin magia Libro 1: La emprendedora determinada y el tirano carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora