Noche de chicas

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Rei se encontraba barriendo el templo de las interminables hojas que caían de forma diaria sin importar la estación del año en que se encontraran, siempre le habían dicho que ese era un trabajo infructuoso pero a ella le gustaba hacerlo, le daba tiempo para pensar de forma introspectiva algo similar pero a la vez diferente a cuando estaba frente al fuego.

Pese a la reunión que tuvieron esa mañana, había quedado de salir con las chicas por la noche. Los niños estarían con sus respectivos padres y ellas tendrían libre hasta el domingo por la tarde y hacia mucho que no podían verse y pasar el rato juntas.

Pensó en su último encuentro con Jin, la sorprendió la manera en que este la trato pero también sabía que lo tenía merecido, si hubiera sido a la inversa posiblemente ella jamás le habría vuelto a dirigir la palabra al hacerla sentir que podrían usarla de esa forma y desecharla de un día al otro; y aunque le costaba admitirlo le dolió ser tratada así por él aunque seguía pensando que era lo mejor, pero le incomodaba recordar con añoranza la tarde que pasaron juntos y trataba de engañarse así misma que solo fueron los recuerdos con Jadeite los que la hicieron avanzar y no su atracción hacia el profesor.

En la tranquilidad de su casa, Minako miro las cartas que habían llegado con los muchos paquetes devueltos, Ren había tenido la amabilidad de tomarlos y dejarlos en su habitación para que las leyera y justo eso hizo; en algún momento entre la quinta y sexta carta sin darse cuenta comenzó a llorar, era verdad lo dicho por Ren; Kunzite ahora Koji quizás era lo suficientemente estoico como para dar la impresión de ser un excelente escritor, todos los sentimientos plasmados ahí le llegaron de forma pura y no pudo evitar sentirse nostálgica; si bien Kunzite jamás le escribió una carta a Venus la realidad es que nunca lo necesito, se conocían tan bien y tan íntimamente que podían leerse a la perfección como si sus expresiones mutuas fueran las palabras en una carta, claro que el vínculo que mantenían juntos ayudaba bastante en sus interacciones. Todas las cartas terminaban con la misma pregunta: "¿Querrías ir a cenar conmigo?".

Makoto llego del mercado y dejo las pesadas bolsas sobre la mesa mientras se sentaba a descansar, cerró los ojos y a su mente llego casi instantáneamente la imagen del otrora general – Maldición pensó, no esperaba que este se haya instalado también en su mente y no solo afuera de su departamento, sin saber porque se dirigió a su habitación y de uno de los cajones saco la carta arrugada y volvió a leerla, era cierto... era malo escribiendo y eso la hizo sonreír, recodaba que él justamente era malo expresándose léxicamente y ahora constataba que también escribiendo; su mirada se posó en la frase "aun te amo" y sintió un extraño escalofrío recorrer su espalda; aunque no poseía todos los recuerdos del Milenio de Plata con el general si recordaba que su amor era bastante ardiente y físico; aunque muchas veces Nephrite era bastante malo en expresar sus sentimientos con palabras, sus cuerpos parecían entenderse bastante bien, siempre encontraba el momento adecuado para un abrazo, una caricia o un beso; se dejó caer sobre la cama y mirando al techo se preguntó si era tan malo querer acercarse a él nuevamente.

Ami estaba estudiando pero extrañamente en ella no lograba concentrarse por completo, se estaba engañando pensando que era la falta de descanso, pero la verdadera razón era ese cuadro frente a ella. Un día Hiro regreso con él diciendo que era un regalo, tuvo que reconocer que el cuadro era muy bueno, no como los de su papá pero sí bastante aceptable; la paleta de colores usado era hermoso pero sobre todo pudo reconocerse en él. La imagen de una hermosa chica de cabello corto azul sentada en el pasto leyendo despreocupadamente mientras su cabello parecía moverse por el viento y detrás de ella un cuerpo de agua brillando, un lago; en cuanto lo vio supo quién lo había pintado.

Los tonos azules y verdes parecían encajar bastante bien pero lo realmente cautivador era ver su rostro en esa pintura; aunque no era nuevo verse en una ya que su padre la había pintado un sinfín de ocasiones a lo largo de su vida, este nuevo cuadro sin embargo le daba una visión de sí misma a través de los ojos de Zoisite... o mejor dicho, Sota. Ella se veía hermosa ahí sentada, muy diferente a la inocencia con la que era capturada por su padre en sus pinturas, en esta nueva podía verse completamente atractiva y hasta seductora, se preguntaba si así la veía ahora y se cuestionó que tan malo sería si llegara a responder alguna de sus llamadas.

Paso la tarde y finalmente las chicas se encontraron en un club, aunque Ami no era muy adepta a esos lugares en algunas ocasiones llegaba a divertirse si encontraba un buen –o buenos- compañeros de baile; no era el caso de Minako, Makoto o Rei que realmente lo disfrutaban sin embargo esa noche fue diferente, las chicas habían desairado a varios chicos que se acercaban para bailar con ellas, simplemente se quedaron tomando sus bebidas y viendo a la pista pero nada en específico, todas inmersas en sus propios pensamientos cuando un grupo de cuatro chicos se acercaron a ellas.

- Lo siento, no estamos interesadas – Respondió Makoto sin mirar a los chicos que se detuvieron frente a ellas.

- Me temo hermosas damas, que no podemos aceptar un no por respuesta – Dijo uno de los chicos – A menos que quieran que este lugar quede hecho cenizas

Hasta esa frase las chicas miraron a quienes se acercaron; frente a ellas estaban los nuevos Shitennou vestidos de civiles, quienes las miraban con miradas malévolas y sonrisas torcidas.

- No puede ser – Musito Ami

- ¡No se atrevan! – Grito Minako levantándose escandalosamente de su asiento

- No nos pongan a prueba... lo haríamos sin dudar – Dijo Obsidian mientras les mostraba sus dedos con pequeñas flamas – Un par de flamas aquí, un par allá y esto se volvería el infierno en pocos segundos... ¿me pregunto a cuanta gente podrían rescatar antes de que las llamas lo consuman todo?

Todas gruñeron ante eso – Esta bien ¿Qué diablos quieren? – Dijo Rei

- Así me gusta – Dijo Onyx - ¿Qué les parece dar un pequeño paseo?

Las chicas se levantaron de sus lugares y se dirigieron a la puerta de salida seguidas por los Generales de la oscuridad; al salir todas se miraron entre sí, asintieron y corrieron en diferentes direcciones.

- ¿Debería prender fuego al edificio? Quizás así regresen – Le pregunto Obsidian a Kyanite

- No es necesario ¿No te gustaría ir de cacería?

- Supongo que así es más divertido – Respondió Onyx

Kyanite miro a Amethyst – Esta vez no quiero excusas

Dicho esto los generales salieron en búsqueda de las senshi quienes ya se habían transformado al alejarse. Cada una corrió a un área que creyó podría estar deshabitado un sábado por la noche.

Sailor Venus se dirigió a la azotea de un edificio en construcción, era de noche y ya no había ningún trabajador ahí; su posición desde el techo le daba una vista amplia de gran parte de la ciudad y podría ver si ellos hubieran atacado un punto en caso de que quisieran llamar su atención pero no fue así, poco tiempo después escucho una voz.

- Parece que te encontré – Dijo Kyanite detrás de ella

Júpiter se encontraba en medio de un terreno amplio y baldío, lejos de lo que era el centro comercial donde pasaba tanta gente, un rayo cortó su camino.

- ¿A dónde ibas Júpiter? – Pregunto Onyx sonriendo

El cuerpo de Sailor Mars se estrelló en una pared debido a un ataque de Obsidian, la gente a su alrededor salió corriendo en todas direcciones, no pudo llegar a un área desolada, pero agradeció que fuera al menos poco concurrida, en pocos segundos solo estaban ella y Obsidian.

- Creo que tú y yo tenemos algo pendiente Sailor Mars, es hora de terminar el trabajo – Dijo burlándose mientras se acercaba a ella.

Mercury llego al parque, justo al área donde se encontraba el pequeño lago. A esas horas ya estaba cerrado para los visitantes. Se detuvo al sentir una presencia.

- ¿Vas a atacarme o te quedarás ahí? – Pregunto Mercury

- Lo haré pero antes... necesito respuestas – Se escuchó la voz de Amethyst desde las sombras

RESCATANDO A LOS SHITENNOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora