Cuatro

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ִֶָ𓂃 ࣪˖ ִֶָ🐇་༘࿐

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╰┈➤ ⋆˚࿔YAL 𝜗𝜚˚⋆

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Eran las nueve y me encontraba frente a la oficina de la maestra, mi corazón estaba latiendo con fuerza.

Me reprendí internamente al escuchar jadeos provenientes del otro lado. ¿Será que está con otra persona?

Toqué la puerta y esperé, sintiendo cómo la tensión crecía en el aire. A estas horas, el recinto ya está libre de estudiantes y profesores. Solo queda la Maestra Khun, la líder y directora de la carrera, quien se da el gusto de hacer lo que le plazca sin ser descubierta.

—Mmm, es usted —dice al abrir la puerta, su voz suave pero cargada de insinuación.

—¿Esperaba a alguien más? —respondo con un tono irónico, tratando de ocultar mi curiosidad.

—Jajaja, si no supiera que me odia, podría creer que le intereso —se muerde los labios, un gesto que me provoca un escalofrío—Adelante.

Al entrar, mis ojos se posan en su escritorio, todo desordenado, la silla desubicada. Ella nota mi desconcierto y sonríe.

—Me perdonará el chiquero, pero ya ve lo que provoca cuando abre la boca.

—¿A qué se refiere? —pregunto, intentando mantener la compostura.

—En quién pensaba cuando escribió ese poema —se cruza de brazos, y su mirada se vuelve más intensa—Porque cuando recitó, todo lo que hice fue pensar en usted y en cómo podríamos recrear cada parte de ese escrito.

Su mirada se torna mucho más oscura, y un escalofrío recorre mi espalda. Conozco lo que viene después.

—¿Eh? —me hago la desentendida, aunque mi corazón ya sabe la verdad.

—Ya que descubrió el efecto que provoca en mí, ¿por qué no me ayuda? —dice, acercándose y poniendo sus manos en mi cintura—Estaba a punto de llegar... pero me interrumpió, señorita —susurra, acercándose aún más.

—No tengo la culpa de que le guste jugar en su lugar de trabajo —le respondo.

Checo la grabadora que tiene en las manos.

—Y además, es de muy mala educación que esté grabando a otra persona sin su consentimiento.

—Ah, ¿se refiere a esto?—la levanta y reproduce el contenido. Soy yo y mi lectura erótica.

—Está obsesionada.

—Acertó.

— ¿Está consciente de que le puede traer problemas?—intento asustarla, pero mi voz tiembla un poco.

—No veo por qué tendría que meterme en líos si la otra parte está de acuerdo...

—No estoy de acuerdo.

—Ah, ¿no?—vuelve a acercarse, su mirada desafiante y su aliento cálido. Esta vez mucho más.

—No—continuúo diciendo, aunque mis palabras se sienten débiles ante su proximidad. En ese momento, un escalofrío recorre mi cuerpo.

Le indico a mi mente que no quiero mostrarme así, pero su cercanía me descoloca por completo.

Sus labios se apoderan suavemente de los míos, como si supieran que el deseo había estado latente entre nosotras. Me quedé inmóvil. Sin reacción alguna, atrapada entre el deseo y el miedo.

—No me deje todo el trabajo a mí, sé muy bien que también quiere.

—Tendré los 5 puntos que me restan si lo hago?

—Así es.

—Y si no lo hago? Pensé firmemente en dejarla con las ganas, en hacer que sufra un poco.

—Entonces se quedará otra vez repitiendo la materia y viéndome la cara casi diario. ¿Le gusta la idea?—dice de forma burlesca, disfrutando de mi conflicto interno.

—Entiendo... entonces. Adiós.

—¿Qué? ¿A dónde va?—me retiene, con su mano firme en mi muñeca.

—A mi casa, ya es tarde.

—Espera... —Al escuchar eso, me detuve, sintiendo que el aire se volvió denso entre nosotras. —¿Está segura?—dice, su voz ahora más suave, casi seductora.

—Lo dejo a su criterio, maestra—Salgo, pero su mirada me persigue.

—Y si...—vuelve a obtener mi atención—llegamos a otro acuerdo?

Quería saber qué tenía para decirme. Aunque sabía que siempre ella saldría más beneficiada en todo.

—Dígame.

—Dos poemas más y supera la materia—Me dieron ganas de reír, aunque el juego se tornaba más interesante.

—Está bien, se los traigo. ¿Satisfecha?

—No—me da la vuelta, su sonrisa traviesa estaba iluminando sus ojos—tiene que leerlos para mí.

Ya sabía que no iba a ser tan fácil, pero el desafío me excitaba.

—Solo uno—propongo, sintiendo que el control se me escapaba.

—Hecho—cierra el trato, con su mirada fija en mí, como si supiera que ya había ganado.

¿Ahora qué me inventaré para escribir? La presión de sus ojos me empuja a crear algo que no solo la sorprenda, sino que la haga desearme aún más.

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Viane
>ᴗ<

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