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ִֶָ𓂃 ࣪˖ ִֶָ🐇་༘࿐
╰┈➤ ⋆˚࿔ YAL 𝜗𝜚˚⋆
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—Yoko, ya la maestra Khun reportó las calificaciones!! ¿Cómo te fue?
No había revisado mi correo, pero en el fondo siento que no será tan dadivosa hasta que consiga lo que quiere.
—Ah, Mari...la verdad es que tengo que cargar mi celular y no he podido comprobar—miento, sintiendo cómo la ansiedad se apodera de mí.
Si le decía otra cosa, podría hacer suposiciones o, peor aún, maldecir y desacreditar a la maestra con todo el recinto.
—Entiendo.
—Si.
—Oye, ¿tienes planes para hoy en la noche?
—Pues no...—recuerdo el acuerdo—o...sí. ¡Si! La verdad se me estaba olvidando, tengo unos pendientes en mi casa que debo resolver. ¿Por qué?
—Es que te quería invitar al cine.
—Uff. Si me gustaría ir, pero ¿podemos reagendar?
—¡Está bien! ¡No te preocupes, puedo esperar! Pero eso sí, no podemos detener nuestra salida, ¡tenemos que celebrar que logramos superar este semestre aburrido gracias a tu maestra favorita!—menciona sarcásticamente, y su risa resuena en mis oídos.
—Claro, mi mayor bendición sería no volver a verla—digo, mientras una sombra de preocupación se asienta en mi mente.
Este día estaba destinado a ser el último y recibir nuestro acumulado. Sin embargo, debía esperar la noche para encontrarme con KFM.
Marissa regresó a su casa, al igual que mis demás ex compañeros, dejándome sola con mis pensamientos. Para mi desdicha, las horas pasaron demasiado rápido, como si el tiempo se riera de mí. Y otra vez, comenzaba a reprenderme por hacer aquel escrito de una forma tan larga y tan explícita, sin saber que el verdadero drama apenas comenzaba a desvelarse.
Nunca me imaginé que alguien como la maestra Khun podría tener un efecto tan profundo en mí. A medida que los días avanzaban y las calificaciones se acercaban, la presión crecía, y con cada suspiro fugado, me daba cuenta de que este semestre había sido más que un simple desafío académico. Era una prueba de mi resistencia, de mis sueños y de la forma en que me enfrentaba a las adversidades. La incertidumbre se convirtió en compañera constante, y aunque la idea de no volver a ver a la maestra Khun me llenaba de alivio, también me dejaba un vacío que me costaba entender. Tal vez, en el fondo, siempre había un deseo de aprobación, un anhelo de ser reconocido en medio de la monotonía. Así, con la noche acercándose, me preparé para enfrentar lo que vendría, sabiendo que cada paso que me daba acercaba un poco más a la conclusión de este capítulo de mi vida.
