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La jovencita se encontraba bajando las escaleras y terminando de haber dado una ducha y arreglarse, suspiraba bastante alegre por lo que había pasado hace unos días.
Ella desvió su mirada hacia el jardín donde frunció su ceño de inmediato al ver al jovencito castaño metido en una tina de madera con agua, casi que se iba hacia atrás.
Sus tacones resonaron apresurados y se arrodillaba un poco para estar a la altura de el muchacho mojado:——¡P! ¿Q-qué estas haciendo en esta tina con tan helado clima en el exterior?—— sabía que él no se podía enfermar, pero la hacía preocuparse por el.
——S-señorita, a mi amigo le dijeron que había vuelto de una misión y estaba muy sucio, y estaba manchando la alfombra con aceite, por consecuencia lo mandaron a bañar en esta tina.—— la pelirroja frunció su ceño y soltó un jadeo ofendido.
La verdad es que algo dentro de ella saco un lado protector, ¿quién osaba de mandar al muchacho a bañarse afuera como un perrito? De hecho ni milú tomaba su baño en el jardín.
——Espera aquí,cariño. Iré por una toalla.—— el joven ojos azul glauco alzó su mirada sorprendió por lo que ella dijo, no por lo de la toalla, sino por el hecho de que le había llamado cariño.
No evitó sentir su ergo susurrar, se sintió extraño, y le interesaba saber el porqué de ese apodo que le hacía sentir el ergo revuelto.
Virtanen regresó con toallas en sus manos, y tampoco quería que él se cambiara ahí desnudo en el jardín, se le hacía algo sumamente desconsiderado y quería que su cuerpo poco a poco más humano sintiera un poco de calorcito.
——Ten, tápate con esto.—— ella le tendió las toallas y el joven sin pena ni gloria salía de la tina sin sentir algo de vergüenza, la pelirroja cerró sus ojos y volteaba su rostro.
Logró alcanzar a mirar su piel sintética llena de ligeras pecas en sus hombros, era una tez muy pálida que por la suavidad de esta las gotas se deslizaban con tanta facilidad.
Cuando él estaba completamente cubridito abrio sus ojos, tenía incluso una toalla en su cabeza y otra muy larga que incluso tapa más abajo de sus pantorrillas, el joven parecía un burrito, sus brazos estaban enrollados por la tela y apenas podía caminar.
