02 | intrigues in the shadow of the throne

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02. INTRIGAS EN LA SOMBRA DEL TRONO

En el gran salón de Dragonstone, donde las llamas danzarinas de antorchas y velas se entrelazaban con las sombras como amantes prohibidos, se desarrollaba una cena tan tensa como las cuerdas de una guitarra a punto de romperse. Alyria ocupaba su lugar a la diestra de la reina Rhaenyra, sus ojos bien abiertos estaban absorbiendo cada gesto, cada susurro, cada silencio lleno de intenciones no declaradas.

Los antiguos tapices que narraban la conquista de Aegon se alzaban como testigos mudos de otra inminente guerra por el trono que él forjó con fuego y sangre. La ironía no escapó a la aguda mente de Alyria, cuyos pensamientos volaban como aves rapaces sobre el festín de ambiciones que se desplegaba ante ella.

— Lady Alyria—la voz de Rhaenyra, suave como seda pero afilada como una daga valyria, cortó el hilo del silencio.— Nos intriga de sobremanera la posición de la Casa Cygnet en estos tiempos. Su padre siempre ha sido conocido por su... prudencia—.

Alyria cómo un cisne deslizándose sobre aguas traicioneras, tomó un sorbo de vino, permitiendo que el líquido acariciara su lengua mientras hilaba una respuesta.

— La prudencia, mi reina, ha sido el faro que ha guiado a nuestra casa a través de las tempestades de la historia. Sin embargo, también comprendemos que hay momentos que claman por acciones tan audaces como el vuelo de un dragón—.

— ¿Y cree, Lady Alyria, que nos encontramos ante uno de esos momentos cruciales?—inquirió Rhaenyra con sus ojos azules, profundos como el misterio mismo, fijos en la joven Cygnet.

— Creo, mi princesa —respondió Alyria, con cada palabra media—... que nos hallamos en la cúspide de un precipicio histórico. Las decisiones que tomemos ahora serán las alas que eleven a los Siete Reinos hacia la gloria o las cadenas que los arrastren hacia el abismo—.

Jacaerys, sentado frente a ella, inclinó su cabeza. — Palabras dignas de los antiguos sabios, Lady Alyria. ¿Cómo vislumbra la Casa Cygnet su papel en este futuro que se cierne sobre nosotros como una tormenta en el horizonte?—.

Alyria se encontró con la mirada del príncipe, sintiendo el peso de su atención como una caricia invisible.

— Nuestra casa, mi príncipe, ha sido bendecida con las entrañas de la tierra misma. Los diamantes que extraemos no son meras bagatelas para adornar cuellos delicados. Son la esencia misma de la fortaleza, la durabilidad encarnada en piedra preciosa. En tiempos de conflicto, estas cualidades brillan con mucha intensidad—.

— Diamantes —la voz de Lord Corlys Velaryon, la Serpiente Marina, serpenteó desde el otro extremo de la mesa, cargada de escepticismo— Hermosos, sin duda, como estrellas caídas del firmamento. Pero me pregunto, ¿pueden los diamantes, por más que brillen, detener el aliento infernal de un dragón?—.

cruel summer, j. velaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora