04 | crimson zaldrizes duelthe

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04. DUELO DEL DRAGÓN CARMESÍ

En las entrañas de Dragonstone el aire se había tornado denso como la sangre de un dragón mal herido. El cielo, se había vestido de un gris plomizo, un manto de dolor que se extendía sobre la fortaleza ancestral. El mar, en su eterno vaivén, rugía con una gran furia desatada, como si las propias aguas lloraran la pérdida de su Señor de las Mareas.

Alyria con los ojos nublados por una tristeza indescriptible, vagaba por los pasillos de obsidiana como un espectro más entre los tantos que habitaban la isla. Sus oídos, afinados por la necesidad de sobrevivir en un nido de víboras, habían captado los susurros de un terrible rumor: la reina, sedienta de venganza, había desplegado sus alas en busca de retribución por la muerte de su hijo.

El joven Lucerys Velaryon, arrebatado del mundo de los vivos por manos fría se había convertido en el acelerador de una tormenta que amenazaba con arrasar los Siete Reinos. Alyria, con el corazón encogido en un puño de hielo, no podía evitar que su mente divagara hacia los oscuros del "y si". ¿Y si el deseo del difunto rey Viserys I hubiera sido honrado? ¿Y si la corona no pesara ahora sobre la cabeza de Aegon II, cuyo reinado hacía que la sangre de Alyria se congelara en sus venas? En Drangonstone, donde el legado de los Targaryen se entretejía con la misma piedra, la ausencia de la reina se sentía como un vacío asfixiante. Daemon, con su presencia imponente y su temperamento tan volátil como el fuego de dragón, gobernaba la isla con puño de hierro, añadiendo tensión a un ambiente ya cargado de recordatorios fúnebres.

La mente de Alyria no podía evitar volar hacia un futuro incierto. La guerra que se alimentaba de la carne y los sueños de hombres y mujeres por igual, extendía sus garras sobre Poniente. Y en su corazón, la joven Cygnet temía que el destino cruel que había segado la vida de Lucerys pudiera alcanzar a aquellos que amaba. Mientras daba un paseo por la fortaleza de piedra, la biblioteca llamó su atención de entre las profundidades de los pasillos y se preguntó si la respuesta a sus preguntas se encontrarían ahí... Con sus dedos trémulos y el corazón palpitante, se adentró, donde las sombras danzaban al ritmo de las antorchas. Sus pasos, suaves como el aleteo de un cisne, resonaban en los pasillos de piedra obsidiana, mientras el aliento del dragón parecía susurrar secretos ancestrales.

—Debe ser aquí... —susurró mirando las miles de estanterías rebosantes en libros y pergaminos amarillentos.

Caminó un poco más y en una cámara olvidada, custodiada por dragones de piedra con ojos de diamantes, Alyria descubrió un cofre antiguo. Sus dedos acariciaron la cerradura ornamentada. Con un suspiro que parecía provenir de las profundidades de los Siete Infiernos, la joven Cygnet extrajo una llave de plata que mantenía en un bolsillo interior de su vestido azul y plata, reliquia familiar cuyo propósito desconocía hasta ese momento.

cruel summer, j. velaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora