Dos

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Capítulo dos

Una fuerza magnética

La venda alrededor de la mano de Kim Ri-an era un recordatorio del enojo que lo dominó el día anterior. Ayer el chico paso el resto de la tarde y la noche sumido en sus pensamientos. No podía comprender por qué su mente había fallado de esa manera, permitiendo que se desarrollara una situación no planeada.

A pesar de estar en la escuela, como de costumbre, Ri An actuaba como una máquina programada. Su única compañía era su mente. Lo que sucedía a su alrededor rara vez capturaba su atención, y cuando lo hacía, era porque Jae Yi, su mundo, estaba involucrada. Ella era la curva inesperada en su vida cuadrada, la persona que lo sacaba de su rutina y le permitía experimentar la alegría.

Ha observó cómo Ri-an se alejaba del lugar, aunque la molesta voz de la chica, a la que le realizo una simple pregunta lo había irritado. Era una joven adinerada con pésimos modales. Al finalizar la clase, se dirigió al estadio, pero un grupo de chicos lo interceptó y le impidió sentarse en las gradas.

Lo llevaron a un aula y le explicaron una serie de reglas tediosas; ni siquiera un libro de leyes contenía tantas normas. Al final, solo confirmaron lo que era evidente desde el principio: cuatro personas gobernaban Jooshin y el resto, como Ha, eran simples humanos sin valía alguna. Los estudiantes con corbata azul llevaban tatuado en la frente su destino de ser los últimos vagones del tren, los inadaptados, las limosnas del prestigioso instituto.

Las personas de corbata azul eran ambiciosas, pero sus sueños de alcanzar la cúspide probablemente nunca se harían realidad. Estaban destinados a servir a las abejas reinas, a lamerles los zapatos.

La voz del chico, llena de angustia y miedo, le dio una última advertencia.

— La última vez que alguien no supo su lugar terminó siendo asesinado por Ri-an — dijo. Estas palabras encendieron la ira de Ha, pero luego una sonrisa se dibujó en su rostro.

Los pies de Kang Ha lo llevaron al estadio, donde se dirigió directamente hacia su objetivo. Estiró su mano y se presentó ante Kim Ri-an, quien lo miró con desagrado y cierta confusión, para luego ignorar el saludo y marcharse.

Ri-an era un idiota, pero alguien más saltó ofendido en la ecuación. Esa persona ordenó a los becados que le dieran una lección a Kang Ha. La risa de Hera interrumpió la situación. La chica quería divertirse un poco más con Kang, así que lo invitó a una fiesta. Parecía que no tenía otra intención que ser amable, pero Kang sabía que personas como ella siempre tenían segundas intenciones. Sin embargo, le siguió el juego y decidió asistir al evento tan prestigioso.

Su mente maquinaba ideas para descubrir la verdad que tanto ansiaba. La fiesta de Hera era solo el comienzo.

Un coche, tal como Hera había prometido, llegó a buscar a Kang Ha. Al llegar al lugar, lo recibió el sonido de grandes bocinas y un guardia que le quitó el teléfono. Al entrar, se encontró con rostros conocidos. Eran los mismos que en Jooshin parecían los más inocentes, pero el olor a cigarrillo y alcohol, junto al sonido de besos y risas estrepitosas, mostraban una cara totalmente diferente.

Aunque la fiesta se celebraba con la excusa de una bienvenida, era claro que Kang Ha solo era el payaso del evento. Tan pronto como llegó, lo invitaron a un juego con bebidas alcohólicas, y era evidente que algunas estaban mezcladas con otras sustancias.

Los gritos de los demás presionaron a Ha, quien finalmente accedió a tomar una copa. Segundos después, todo su cuerpo se llenó de calor y todo a su alrededor se distorsionó. Tal como había pensado, aquellas bebidas no eran simplemente alcohol. Mientras el efecto de la bebida recorría su cuerpo, vio a uno de sus objetivos, pero lo ignoró. Luego, el ruido de los demás resonó en su mente. Finalmente, su mecanismo de defensa entró en escena y lo llevó a vomitar.

Mientras el sonido del agua estaba presente, los pensamientos de Kang Ha eran que al menos se había sacado aquella maldita sustancia de su sistema. Podía seguir jugando con esos estúpidos estudiantes.

Cuando llegó el turno de Kang Ha, eligió un desafío.

— Dale un beso a una de las chicas de la fiesta por tres minutos — dijo. La estudiante lanzó el reto, y todos estuvieron de acuerdo. La mente de Kang se quedó en blanco. Había muchas opciones, pero esta carta que le dieron los mismos estudiantes que serían capaces de apuñalarlo debía ser bien pensada. Así que, recordando a una de las abejas reinas del lugar, se dirigió hacia un lugar específico.

Su mirada pasó por casi todos los presentes, pero se concentró en un solo objetivo. Su mente se llenó de un recuerdo doloroso mientras caminaba hacia la pareja más famosa de la escuela.

Sin embargo, algo lo llevó a tomar otra decisión. La mirada que siempre miraba a todos por debajo por fin se posó en él.

Kim Ri-an, el principal sospechoso del asesinato del hermano de Kang Ha miró al hombre que entró sin permiso, confundido.

— ¿Qué haces aquí? — aquella frase resonó varias veces en el lugar.

En una habitación alejada del ruido y el desastre, Jae Yi y Ri an se encontraban juntos. La emoción de presenciar más expresiones en el rostro de Ri an impulsó a Kang Ha, un recién llegado a Jooshin, hacia el chico que exigía explicaciones por la interrupción. Con un movimiento rápido, apartó a Jae Yi del camino y se dirigió hacia su nuevo objetivo.

Sin darle tiempo al chico para reaccionar, Kang Ha lo atrajo hacia sí y lo besó inesperadamente. Ri an, atónito, no pudo procesar la situación cuando, de repente, la mano del chico becado se posó sobre su rostro y lo obligó a abrir la boca. Sintió cómo la lengua del tipo se introducía sin permiso y se enredaba con la suya. La otra mano lo tomó por el cuello, impidiéndole retroceder. El beso fue brusco y cargado de emociones encontradas. Kang Ha odiaba la suavidad de esos labios, mientras que Ri an detestaba que su lengua se atreviera a danzar al ritmo del beso.

El mundo pareció detenerse en aquellos instantes de sorpresa. Ri an intentó separarse del beso, pero Kang llegó como una fuerza magnética y complicó las cosas. Fue la presencia de su compañero la que finalmente interrumpió la situación. El chico tiró a Kang al suelo, gritando varios insultos.

Por su parte, Kim Ri an decidió recuperar la respiración. Todo había sucedido tan rápido. Hacía apenas unos minutos, estaba intentando convencer a Jae Yi de volver con él, y de repente fue besado a la fuerza por el chico nuevo. La ira superó la sorpresa y pronto decidió abandonar el lugar. Los rostros asombrados en la puerta no le importaron; solo quería regresar a casa.

En el camino a su hogar, le envió un mensaje a Hera, la organizadora del evento:

"Asegúrate de que nadie haya grabado lo que pasó".

La cima de la pirámideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora