Once

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Capítulo once

Te odio

A la siguiente mañana, Tae Ho fue golpeado brutalmente por Choi y sus lacayos. Era el que hacía el trabajo sucio de Ri An, pero Kang Ha no pudo evitar pensar que, además de esa excusa, el chico disfrutaba tener ese rol. Antes de seguir pensando en esa persona, interrumpió la pelea e intercedió por su amigo.

—Vaya, así que sabes defender a tus amigos. Si te importa tanto, ¿por qué no te vas de una vez por todas? Solo así lo dejaremos quedarse —amenazó Choi Yun Seok.

—¿Quién eres tú? ¿Por qué tendrías el derecho a decidir quién se queda o quién se va? —Como siempre, Kang Ha no deja que las palabras de ese tipo de personas le asusten, así que avanza hacia Choi, quedando frente a frente.

—No eres más que un matón, no eres más que un simple lacayo de Kim Ri An —susurra Kang. En respuesta, el tipo le da un golpe, un golpe que es devuelto al instante.

Ambos comienzan a golpearse. Kang Ha no pudo evitar darse cuenta de que la persona que de seguro era el responsable del desastre no estaba. Ri An era así, fingía que nada pasaba, aunque en parte todo era su culpa.

Podía enfrentarse a Choi, pero no ante su séquito de estudiantes, así que inevitablemente comenzó a perder la pelea. Todos los que pasaban por ahí hacían lo mismo que Jae, Hera, Woojin, Ri An o cualquier otro estudiante o profesor: voltear sus rostros y fingir que nada pasaba.

El hijo de la directora aprovechó que realmente pasaba desapercibido y tomó de la mano a Taeho, sacándolo del lugar, mientras que afortunadamente Kang logró recuperarse y enfrentarse a los matones.

En el baño, donde Tae Ho trataba de recuperar el aire, momentos después llegó Kang Ha.

—Lo siento, haré lo que sea para que Choi deje de acosarte —la disculpa llega a oídos del chico, pero este tiene miedo.

—¿Acaso vas a matarlo o algo así? —pregunta Tae.

—Incluso si lo matas, están los demás: Woojin, Hera, Jung Jae Yi y Ri An. Siempre habrá alguien que tome su lugar, así funciona el mundo.

—¿Vas a matarlos a todos? No terminarías nunca —secunda el chico mientras pensaba en si había hecho bien en ayudar a su amigo. Los golpes en su cuerpo y rostro solo eran el principio de lo que Yun Seok era capaz de hacer.

—Para con esta venganza. Si no nos detenemos, solo nosotros saldremos perdiendo.

—Quiero finalizar mis estudios. Sé lo que estás pasando, pero tengo mucho miedo, Kang Ha —las lágrimas en el rostro de Tae hacen sentir culpable a Kang. Al mismo tiempo, el enojo se apodera de él. Ver a su amigo en ese estado solo volvió a recordarle que Ri An era una basura y no debía tener ni una pizca de simpatía por aquel chico.

—Ya no te ayudaré más, Kang Ha —finaliza Tae Ho, dejando atrás a su amigo.

Momentos más tarde, el camino de Kang se topó con Jae, quien le pidió hablar a solas y le dijo que le iba a decir la verdad.

—Todo sucedió en la fiesta de cumpleaños de Woojin. Allí lo acosaron hasta el cansancio —comenzó diciendo Jung.

—Lo vi salir corriendo antes de que acabara y luego sucedió el accidente —confiesa la chica. Entonces era cierto que ella tuvo mucho que ver en aquel incidente.

—Fue Kim Ri An, ¿verdad? —pregunta Kang, aunque la respuesta era obvia.

—No, sé que sospechas de él, pero en realidad fue culpa mía —la chica niega enseguida aquella acusación.

La cima de la pirámideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora