Nueve

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Capítulo nueve

La verdad

Los días pasaron y Kim Ri An continuó siendo ignorado. Sus amigos tuvieron que soportar el bajo estado de ánimo del chico. De repente, un día algo sacó a Ri An de sus pensamientos hacia Kang: su exnovia Jae Yi había comenzado a faltar, y eso llamó la atención del chico, pues no pudo evitar preocuparse por ella. Había sido gran parte de su felicidad. La quería y le resultó extraño ver que Jae no se presentaba en la escuela, así que, debido a aquello, dejó su orgullo atrás y decidió preguntarle a Kang si sabía algo sobre ella.

El estudiante de corbata azul lo miró de forma hostil y ni siquiera respondió la pregunta. Ri An asumió que ni siquiera sabía dónde estaba Jae. Por lo que decidió enfocarse en averiguar dónde se encontraba Jae Yi; después de todo, que ella desapareciera de la nada no era algo para tomarse a la ligera.

Horas después, Kim seguía sin saber nada de su exnovia. Sin que él lo supiera, alguien ya la había encontrado. Kang Ha estaba genuinamente preocupado por la chica, y gracias a alguien dio con la ubicación de Jae. Al verla, recordó las palabras de Ri An: aunque eran chicos que podían tenerlo todo, sus miradas parecían vacías.

Jae Yi se veía al borde del colapso, sus ojos cansados y su grito desesperado cuando Kang insistió en preguntar qué le sucedía denotaron que la chica estaba teniendo un momento difícil. Al final, terminó revelando que ella estaba siendo hostigada y amenazada.

—¿Te amenazan? —preguntó Kang, sin entender a qué se refería la chica.

—Asesiné a alguien —respondió ella. Entonces, las venas de Kang dolieron; temía escuchar lo que la mujer estaba a punto de revelar.

—A un becado, se llamaba Kang In Ha —escuchar el nombre de su hermano trajo recuerdos dolorosos en ambas personas. Por un lado, Jae recordó con culpa cómo pasó de largo las veces que vio a los secuaces de su exnovio golpear a Kang. Ese grupo de matones que parecían disfrutar cualquier motivo que los llevara a hostigar estudiantes. Por otro lado, Kang recordó cómo fue recibir la noticia de que su hermano había muerto en un accidente y que su vida en esa escuela había sido un completo infierno.

—Yo soy su hermano. Esa persona a la que dices que asesinaste es mi hermano —reclamó Ha, tomando a Jae del brazo para que la chica al menos se dignara a mirarlo.

—¡Es mi hermano! —sin poder evitarlo, las lágrimas llenaron el rostro de Kang Ha. El rostro lleno de culpa de la chica no iba a traer de regreso a su hermano.

—¿Por qué me engañaste? —preguntó Jae refiriéndose a como Kang Ha se presentó ante todos, mirando por fin a Kang Ha.

—Quería saber qué pasó, qué cosas tuvo que pasar mi hermano para que terminara en un ataúd y por qué la escuela se esmeró tanto en ocultar todo lo que sucedió —respondió el chico, mientras la lluvia comenzaba a caer, acompañando la escena.

—¿Qué pasó, Jae Yi? ¿Qué sucedió con mi hermano? —cuestionó el chico. Quería entender por qué la chica se atribuía la culpa de la muerte de su hermano.

Jae parecía en estado de shock y se alejó de Kang, quien trató de detenerla. No iba a permitir que ella se fuera; él necesitaba respuestas. No podía simplemente decirle que mató a alguien y dejar que él pensara por sí solo; él tenía que saber qué pasó. La muerte de su hermano no fue un simple accidente. Había algo más y tenía que saberlo.

Antes de que pudiera insistir, la llegada de un golpe lo sacó de sus pensamientos. Se trataba de Ri An, quien lo golpeó.

—Ahora entiendo por qué te acercaste a mí —aquellas palabras se quedaron en la mente de Kang. El chico frente a él ya no lo miraba como un cachorro confundido. Casi podría decir que había miedo en sus ojos, incluso vislumbró tristeza en ellos. Estaba enojado y notablemente abatido.

Momentos antes, Ri An descubrió un expediente más de Kang Ha y terminó descubriendo que aquel chico tenía motivos de sobra para odiarlo y querer vengarse de él. Era el hermano del chico con el que Jae Yi solía pasar el tiempo. Era aquel chico por el que nunca hizo nada. Su indiferencia fue como palabras. Cada vez que le dio la espalda a aquel chico, supo que sus compañeros le hicieron la vida imposible. Mentiría si se atreviese a abogar inocencia; era tan culpable como quien proporcionó las heridas físicas. Estaba consciente de eso.

Por eso, en camino a la casa vacacional de la familia de Jae Yi, y en conciencia de que Kang estaba con ella, temió lo peor. Afortunadamente, Hera le contó sobre aquello y se apresuró a ir allí. Una persona enojada nunca era una buena combinación y él no podía dejar que toda la culpa recayera en Jae Yi.

¿Qué lo llevó a golpear a Kang? Fácil, se sintió usado. Pensar que todo el tiempo los únicos motivos por los que el chico de corbata azul se le acercó y lo confundió era una venganza lo aterrorizó. La misma persona que había alterado su vida era el hermano del chico que había muerto. Eso solo significaba que todo lo que había pasado con el chico nuevo era una fantasía, una mentira.

Había aceptado que le gustaba un chico, pero no estaba listo para aceptar que ese chico probablemente no sentía una pizca de simpatía por él, que con seguridad lo odiaba y que lo único que se había propuesto era vengarse de él. Por eso, aunque era más justo ser golpeado por Kang Ha, Ri An golpeó en su lugar.

Odiaba que había caído en las redes de Kang, que había dejado que su corazón se distrajera como un idiota ante el chico, que se había mostrado vulnerable y necesitado de amor. Un maldito beso lo llevó a un cúmulo de emociones, emociones que lo llevaron a darse cuenta de que Jae no era la única persona a la que podía entregarle su corazón.

—¿Por qué? ¡¿Por qué?! —las manos de Ri An tomaron con fuerza el suéter de Kang Ha mientras exigía respuestas.

—Te acercaste a mí molestándome y luego seguiste acercándote a nosotros. Ahora entiendo todo. Querías vengarte, es lo único que querías desde que pisaste Jooshin.

—¿Hice algo para que tenga motivos para vengarte, Kim Ri An? —respondió finalmente Kang Ha. Ante la mirada aterrorizada del chico de corbata granate, se zafó del agarre y se rió.

—¿Te estás riendo? ¿Acaso quieres terminar como tu hermano? —la risa del chico de corbata azul solo se instaló en la mente de Ri An como un mal recuerdo. Por lo que lo único que atinó a hacer fue defenderse de la forma en que el chico lo veía, como un asesino.

La respuesta de Kang Ha fue un golpe.

Las dos personas que hace días atrás se sumergían en besos, se estaban peleando bajo la lluvia. El enojo, el sentimiento de traición y la venganza no son una buena combinación. Ambos continuaron golpeándose, golpe tras golpe.

Ri An llevaba la ventaja, pero el grito de Jae Yi entró en sus pensamientos y lo detuvo.

La chica estaba teniendo probablemente un ataque de pánico. Debido a eso, Ri An decidió detenerse y fue donde ella. Le repitió que todo estaba bien y se la llevó del lugar.

Solo miró por última vez hacia atrás. Kang Ha los miraba fijamente. El corazón de Kim se sintió traicionado y al mismo tiempo culpable. Era como esa sensación de observar un cartel que dijese "peligro" y aun así decidiste entrar, disfrutaste el momento y luego saliste lastimado. Pero al final, ¿no fuiste tú el que entró aun si había una clara advertencia?

La cima de la pirámideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora