10. LUZ DE GAS

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Al llegar a su oficina, golpeó la puerta con determinación. Max la recibió con una sonrisa cálida, pero sus ojos reflejaban un atisbo de preocupación.

—Peaches, qué sorpresa verte aquí. ¿Qué pasa? —preguntó Max, tratando de sonar casual.

Peaches se sentó frente a él, sacando los documentos que había encontrado.

Sus manos temblaban ligeramente al desplegarlos sobre la mesa.

—Max, necesito respuestas. He encontrado estos documentos que sugieren una conexión entre tú y los conspiradores. ¿Qué puedes decir sobre esto?

Max tomó los papeles, su rostro adoptando una expresión seria.

Después de examinarlos, suspiró profundamente y levantó la mirada hacia Peaches.

—Peaches, estos documentos están manipulados. Los conspiradores quieren desacreditarme. Estoy tratando de proteger la ciudad, y esto es parte de su juego sucio para deshacerse de mí.

Peaches sintió una punzada de duda, pero también sabía que no podía confiar ciegamente en él.

Sus instintos le decían que había algo más.

—Max, necesito que seas honesto conmigo. Si hay algo que no me estás diciendo, ahora es el momento de revelarlo.

Max la miró a los ojos, y durante un instante, pareció vacilar.

—Peaches, todo lo que he hecho ha sido por el bien de la ciudad. No puedo revelarte todo ahora, pero debes confiar en mí. Este no es un buen momento...

Antes de que pudiera terminar la frase, una explosión resonó en la distancia.

Las alarmas comenzaron a sonar, y el caos se desató en las calles. Max se levantó rápidamente.

Max salió a las calles, organizando las fuerzas de seguridad y coordinando las operaciones de rescate.

La ciudad estaba en crisis, pero él se movía con una calma y eficacia que solo aumentaba su carisma ante el público.

Los ciudadanos lo aclamaban como un héroe, su popularidad creciendo con cada momento.

Peaches observaba con una mezcla de asombro y confusión mientras Max se transformaba en el líder que la ciudad necesitaba en ese momento.

La explosión había destrozado una sección del mercado central, dejando a muchos atrapados bajo los escombros.

Las sirenas de los vehículos de emergencia resonaban en el aire, y el caos se apoderaba de las calles.

Max, con una calma y eficiencia impresionante, comenzó a organizar a las fuerzas de seguridad y coordinar las operaciones de rescate.

—¡Todos a sus posiciones! —gritó, su voz firme y autoritaria—. Necesitamos despejar la zona y asegurar que los heridos reciban atención médica de inmediato. ¡Rápido!

Peaches, aún sosteniendo los documentos incriminatorios, se quedó paralizada por un momento, mientras Max tomaba el control de la situación.

Su carisma y habilidad para liderar eran innegables.

Mientras tanto, los ciudadanos, aterrorizados y desorientados, comenzaban a calmarse al ver que alguien estaba al mando.

Observaba todo desde la distancia, sintiéndose más confundida que nunca.

Las pruebas en su mano eran claras, pero la imagen de Max salvando la ciudad sembraba dudas en su corazón.

¿Podía ser que Max estuviera jugando un doble papel, o había algo más profundo y oscuro en juego?

El mercado central estaba en ruinas.

El olor a humo y polvo llenaba el aire, y los gritos de los heridos resonaban en la noche.

Max se movía con una precisión militar, dirigiendo a los bomberos, paramédicos y voluntarios.

—¡Necesitamos más luces aquí! ¡Y traigan más camillas! —ordenó Max mientras ayudaba a sacar a una niña de los escombros. Su rostro estaba cubierto de sudor y polvo, pero sus ojos brillaban con una determinación feroz.

Peaches, sintiéndose impotente, decidió ayudar en lo que pudiera.

Se unió a un grupo de voluntarios, ayudando a guiar a los heridos hacia las zonas seguras y distribuyendo agua y mantas.

A medida que la noche avanzaba, la situación comenzó a estabilizarse.

Los heridos más graves habían sido transportados a los hospitales, y los bomberos finalmente controlaron el fuego.

Max, ahora visiblemente agotado, seguía en pie, asegurándose de que cada rincón del mercado estuviera seguro.

Los medios de comunicación comenzaron a llegar, cámaras y reporteros rodeando a Max.

Éste, con una humildad ensayada, habló a la multitud.

—Hemos enfrentado una gran tragedia esta noche, pero la ciudad ha demostrado su resistencia y su capacidad de unirse en tiempos de crisis. Quiero agradecer a todos los que han ayudado en los esfuerzos de rescate. Juntos, reconstruiremos y nos haremos más fuertes.

Los aplausos y vítores resonaron en la plaza. Los ciudadanos, inspirados por su liderazgo, veían a Max como un verdadero héroe.

THE BOY IS MINE - Ariana Grande x Pen BadgleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora