Estaba en medio de un ensayo de la banda cuando el bajo de Becca se rompió. Una de las cuerdas se reventó haciendo que ella gritara de la impresión.
Últimamente todo nos salía tan mal.
—¿Estás bien? —pregunté de primera.
—Si, si, solo me impresioné —miraba su bajo roto en sus manos.
—¿Qué haremos ahora? —dijo Bella.
—Tengo otro, pero está en mi habitación en la residencia —respondió Becca.
—Esta era la última canción, podemos dejarlo por hoy —dije.
Ellas asintieron y recogimos todo para irnos. Llegué a casa y en la puerta del frente habían personas bebiendo. Entonces recordé la fiesta del nuevo vecino. ¿Quería ir?. No, pero era un favor, no incumpliría mi palabra.
Cuando pensé en entrar a la casa, la voz gruesa de Jeremiah me detuvo.
—Ey, hola.
—Hola —devolví un poco apenada.
—Tienes una guitarra preciosa —halagó a Emma—. ¿Nos tocas alguna canción?
—Emm, yo...claro —contesté derrotada y sus grandes manos golpearon mi hombro de forma juguetona.
La puerta se abrió dejando ver a Maya en unos vaqueros sueltos y una camisa blanca que le hacía parecer toda una profesional.
—¿Qué tal el ensayo?
—Agotador. Nada salió bien.
—¿Necesitas relajarte?
Asentí
—Ven —tiró de mi mano hacia nuestro propio apartamento.
—¿Qué haces?. La fiesta es al frente.
—Iremos en un rato, ahora quítate la ropa, entra en la bañera y relájate.
La miré esperando me dejara sola para desnudarme. Cuando entendió, sonrió un poco y dió la espalda caminando a la cocina.
Cuando mi cuerpo estuvo dentro de la bañera ya preparada con agua caliente y mucha espuma, ella apareció con poco de música relajante y dejó la bocina a mi lado para acariciar mi cabello e irse cerrando la puerta.
El tiempo ahí dentro pasaba tan rápido que no salí hasta ver que mis dedos estaban tan arrugados como la piel de una anciana.
Maya no estaba por todo aquello, me vestí con calma, puse un poco de maquillaje, bastante vago a mi parecer pero los ánimos no estaban nada altos esa noche, y crucé el umbral encontrando un pasillo lleno de desconocidos. Inmediatamente quise dar la vuelta y perderme pero Jeremiah hizo contacto visual conmigo y supe que estaba perdida.
—¡Ey! Hola.
Levanté la mano en forma de saludo.
—Solo faltabas tú para hacer un buen ambiente —sonrió—. Les he dicho a mis amigos que mi vecina tocaba la guitarra y se han pasado la noche impacientes.
Respiré. No quería aquella atención, no esa noche, pero lo había prometido así que debía cumplir.
—Me he dejado la guitarra, así que tendré que ir a por ella —tuve la esperanza de volver y fingir un problema que me impidiera salir de mi apartamento de nuevo.
—No te preocupes, Josh trae una siempre que nos juntamos, es ese tipo de amigo
Por detrás de mí un algo y musculoso asiático me extendió su guitarra llena de pegatinas.
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La nota que nos une
Teen FictionLa vida nos depara cosas horribles y emocionantes, pero, enamorarse de su mejor amiga ¿en serio?. Kailen supo que la vida le jugó una mala pasada cuando sonreía solo con mirarla. ¿El problema? Maya nunca sentiría lo mismo. O al menos eso pensaba. En...