Todo el bien o todo el mal.

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Para Jin Ling, la vida había sido injusta desde que nació.

Para Lan Sizhui, lo había sido más.

El omega de Lanling Jin conocía al heredero Lan desde bastantes años atrás, pero llevaban siendo amigos por relativamente poco tiempo.

Si Jin Ling lo pensaba bien, ambos eran cercanos desde que Wei Wuxian regresó a la vida en el cuerpo de Mo Xuan Yu unos años atrás y los puso a ambos en una situación donde el constante peligro fue lo que logró unirlos.

Después de que se descubriera que Mo Xuan Yu era en realidad Wei Wuxian y que las cosas entre los clanes se calmaran al fin, el Jin comenzó a salir de cacería nocturna junto a Sizhui, a JingYi y por supuesto, a Zizhen, lo que le permitió conocerlos a profundidad.

En medio del caos que eran sus amigos, se permitió observar el comportamiento de cada uno, sus gustos, creencias, costumbres… Conoció su forma de combate, sus mañas al cazar, sus fortalezas y debilidades. Conoció perfectamente a cada uno, pero conoció especialmente a Lan Sizhui. 

El caos y la desgracia que había cubierto sus vidas le permitió a Jin Ling conocer bajo una luz muy especial quien era el heredero de los Lan.

Y por mas que creía, de manera genuina, conocerlo como nadie, llegó un momento en el Alfa que escapó por completo de su comprensión.

Había comenzado hace al menos seis meses, un día en el que Sizhui y él se la pasaron encerrados en la biblioteca de Lanling Jin. El alfa Lan había comenzado a pasar tiempo en ese lugar con la excusa de obtener conocimiento en una fuente nueva, siendo la biblioteca general de una secta principal, un maravilloso lugar para hacerlo. Y aunque así había sido al comienzo (Una terrible excusa para poder pasar tiempo juntos sin que se sintiera aparentemente extraño)  ambos herederos comenzaron a pasar las tardes en Lanling Jin simplemente haciéndose compañía, hablando de sus propias sectas o quejándose de algunas cosas sin importancia.

Simplemente acompañándose.

Por supuesto, había matices en las pláticas que ambos muchachos tenían las cuales fueron progresando con el tiempo y teniendo estas la peculiaridad de no ser compartidas con los otros dos del grupo.

No es que Jin Ling no quisiera contarles sus problemas más internos a sus otros dos amigos, solo que con Sizhui se había dado la oportunidad.

Lo común  dentro de sus reuniones era que Jin Ling se quejara con Sizhui sobre la incompetencia de los ancianos de su clan  durante un buen rato, despotricando aquí y allá que no existía ni una sola alma en los nueve reinos que fuera capaz de aliviar su, para nada exagerada, pena. A veces, quizá, se quejaría de las reuniones a las que se veía obligado a asistir como líder de secta. Incluso existían ocasiones en las que sus quejas solo externaban algún mal menor. Como es que Hada había sido un perro despbediente o como Wei Wuxian había ido a visitarlo a pesar de que el Jin claramente le había dicho que no.

Sizhui solía escucharlo, entregando cada cierto tiempo un comentario acertado y suave para calmar el temperamento del omega sin intentar demeritar sus sentimientos y quizás,  por el contrario,  darle la razón. Era común que el alfa incluso se sintiera con la confianza de ofrecerle algun consejos cuando notaba al omega particularmente susceptible a pelear.

A ambos muchachos les gustaba ese tiempo juntos.

Pero ese día…Jin Ling estaba a medio de su queja semanal, platicándole a Sizhui cómo esta vez, Jiang Cheng había tenido que interceder por él en una junta de consejo donde la problemática principal habían sido los canales de agua que abastecían al resto del clan y que últimamente estaban siendo bloqueados por algo “viscoso y grande” que, según los pueblerinos, impidian el correcto flujo del agua.

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⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

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