ʟᴀɢʀɪᴍᴀꜱ ᴇɴᴛʀᴇ ʙʀɪɴᴅɪꜱ

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La boda de tu mejor amigo, ha desatado una tormenta de sentimientos en tu interior, revelando un amor no correspondido que te llena de dolor y confusión. La noche te envuelve en tus pensamientos, mientras te enfrentas a la culpa por haber lastimado a tu amigo y a la incertidumbre sobre el futuro. Sabes que debes encontrar la manera de enfrentar a Hannibal y explicar tus sentimientos, pero el dolor y el miedo te paralizan.

Las luces de la ciudad se reflejaban en las lágrimas que corrían por tus mejillas mientras te encontrabas en tu auto, estacionado en una calle desierta, con la oscuridad de la noche envolviéndote

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Las luces de la ciudad se reflejaban en las lágrimas que corrían por tus mejillas mientras te encontrabas en tu auto, estacionado en una calle desierta, con la oscuridad de la noche envolviéndote. Sostenías una fotografía entre tus manos temblorosas, recuerdos de la boda invadían tu mente.

Te encuentras afuera de la iglesia, sentado en un banco de piedra, observabas la fachada del edificio mientras sostienes una copa de champán que no sabías si querías beber o lanzar contra el suelo. La ceremonia ha terminado y los invitados se están dispersando hacia el banquete, pero tú no puedes moverte. Una tristeza profunda se ha instalado en tu pecho; La persona que amas se acaba de casar, y no es contigo.

La escena se repite en tu mente una y otra vez: Hannibal, con su impecable traje de novio, intercambiando votos y besos con su esposa. La alegría en su rostro contrastaba profundamente con la tristeza que te embargaba. Te sumergiste en tus pensamientos, recordando cada momento compartido, cada sueño hecho añicos.

No puedes evitar divagar en tus pensamientos, cuestionando tus decisiones y el porqué del destino. Te sientes atrapado en un torbellino de emociones cuando, de repente, una sombra se cierne sobre ti. Levantas la mirada y ves a Hannibal de pie frente a ti, su mirada penetrante y llena de una mezcla de preocupación y desaprobación.

— ¿Qué haces aquí afuera? —pregunta Hannibal, con esa voz suave pero autoritaria que siempre ha tenido. Se sienta a tu lado sin esperar respuesta —. Hemos estado buscándote. Es hora de las fotos grupales.

Intentas esbozar una sonrisa, pero te sale débil y forzada. Hannibal no se deja engañar; siempre ha sido capaz de leer tus emociones con una facilidad inquietante.

— Lo siento, Hannibal — dices finalmente, tu voz apenas un susurro —. Necesitaba un momento a solas. — respondiste, tratando de sonar más alegre de lo que te sentías.

Hannibal asiente, como si entendiera perfectamente lo que estás sintiendo, aunque sabes que no puede. No de la manera en que tú lo sientes. Pero aun así, su presencia es reconfortante. Te coloca una mano en el hombro y te da un apretón firme.

— Vamos, no puedes faltar en las fotos. Eres mi mejor amigo, ¿recuerdas? No podría imaginar este día sin ti a mi lado — dice Hannibal, con sinceridad en cada palabra.

Asientes lentamente, sintiendo un nudo en la garganta. Sabes que tiene razón, y aunque el dolor sigue ahí, decides que no puedes arruinar el día más feliz de su vida. Te levantas con esfuerzo, y Hannibal te ofreció su brazo, un gesto casi caballeresco, y lo tomaste, encontrando algo de consuelo en su cercanía

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭 || 𝐇𝐚𝐧𝐧𝐢𝐛𝐚𝐥 𝐋𝐞𝐜𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora