En un universo de relatos cortos donde el amor y la oscuridad se entrelazan en la fascinante figura del Dr. Hannibal Lecter. A través de historias independientes, explorando las complejidades del corazón humano y las relaciones que se establecen en...
Y aunque nunca supiste su nombre ni nada más sobre él, la historia de ese encuentro fugaz en un día de lluvia te acompañaría para siempre, como un recordatorio de la magia y el misterio que puede albergar la vida.
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La lluvia caía a cántaros sobre la ciudad, creando un manto gris que envolvía las calles. Tú, una joven estudiante universitaria, te apresurabas bajo tu paraguas, buscando refugio en la librería que se encontraba a la vuelta de la esquina. Al entrar, un aroma a libros antiguos y café recién hecho te invadió, creando una atmósfera acogedora y reconfortante.
Mientras recorrías los pasillos repletos de estanterías, buscando un libro que te atrapara, tu mirada se cruzó con la de un joven sentado en un rincón. Era alto y delgado, con cabello castaño oscuro peinado hacia atrás y ojos color chocolate que brillaban con una intensidad inusual. A pesar de la lluvia que caía fuera, él no llevaba paraguas, y su cabello estaba ligeramente empapado.
En ese instante, una conexión inexplicable se produjo entre ustedes. Era como si se conocieran de toda la vida, como si sus almas se hubieran reconocido en un encuentro fugaz. Un escalofrío recorrió tu cuerpo y una sonrisa tímida se dibujó en tus labios, él te devolvió la sonrisa con una mirada cálida y enigmática.
Sin embargo, antes de que pudieras siquiera presentarte, un grupo de estudiantes interrumpió el momento mágico. Rodearon al joven, saludándolo con entusiasmo y llevándolo consigo a otra parte de la librería. Te quedaste observándolo mientras se alejaba, con una sensación de vacío y anhelo.
Compraste el libro que habías estado buscando, pero no pudiste concentrarte en la lectura. Tu mente no podía dejar de pensar en el joven de ojos cafés, en la conexión que habían sentido y en la abrupta despedida.
Saliste de la librería y te adentraste en la lluvia, con la esperanza de volver a verlo. Caminaste por las calles, buscando su rostro entre la multitud, pero fue en vano. El joven se había desvanecido como una sombra, dejando solo el recuerdo de un encuentro fugaz y una conexión inexplicable.
Pasaron los días y no volviste a ver al joven de la librería. Comenzaste a preguntarte si realmente lo habías visto o si había sido solo un producto de tu imaginación. Sin embargo, la intensidad de la conexión que habían sentido era tan real que no podías borrarla de tu memoria.
Con el tiempo, el recuerdo del joven se fue difuminando, pero la sensación de anhelo y la pregunta de qué habría pasado si sus caminos se hubieran vuelto a cruzar permanecieron en tu corazón.
