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Era de noche y Fang estaba yendo a las coordenadas que le había indicado Lily, y estaba algo asustado. Y estaba más asustado el hecho de que Buster lo estaba acompañando.

Después de un día agitado, el peliazul y el pelinaranja habían comenzado a charlar más a menudo por mensajes, lo cual los sorprendió a ambos. Durante una de estas conversaciones surgió el tema de las coordenadas, y como la abuela de Buster vivía cerca de allí, él se ofreció a acompañar a Fang.

—Gracias por acompañarme, no queria pedirle ayuda a Cordelius.

—No es nada. Por cierto, creo que es este callejón que indica el mapa —señaló Buster, primero en el mapa virtual y luego hacia una casa en el callejón—. Supongo que es esa.

Llegaron al lugar exacto señalado por el mapa, una casa vieja de color café.
Fang empezó a anotar la dirección del lugar y sacar fotos de la casa.
—Luego voy a buscar en el libro de clases la dirección, a ver si coincide con alguien.

—Pense que querrías irrumpir en la casa.

—No, no soy un criminal. —Fang miro hacia arriba, riendo—¿Por qué crees que alguien es tan cruel para hacer esto de la cuenta, humillando a la gente?

—La gente hace cosas malas, a veces sin razón aparente —respondió Buster, mirando a Fang, quien contemplaba el cielo.

Fang quedó en silencio por un momento, pensando en sus propias acciones.

—¿Tan cruel? —susurró para sí mismo. De repente, una gota de lluvia cayó en la nariz de Fang. —Tengo miedo de decepcionarte.

—¿A qué te refieres?— Buster pregunto incrédulo, para luego notar que empezaba a lloviznar. —¿No tienes un gorro? —preguntó Buster.

—No, pero no creo que la lluvia sea muy fuerte —respondió Fang, mirando hacia arriba.

Caminaron para salir del callejón y se dieron cuenta que claramente, era lluvia fuerte.

Los dos se pusieron a correr para encontrar un sitio para entrar, pero Fang se tropezó con una piedra y cayó en un charco.

—Fang —exclamó Buster, acercándose rápidamente y ayudándolo a levantarse—. ¿Estás bien?

Fang asintió con la cabeza, mirando hacia abajo.

—Odio la lluvia, Buster.

Buster observo el porche de un negocio que estaba cerrado a esa hora. —Ponte ahí.— Y los dos, algo estrecho, se colocaron ahí bajo el techo para cubrirse de la lluvia.

Fang se estrujaba el pelo y limpiaba su rostro mientras estaba demasiado cerca de Buster.

—Creo que este es mi peor momento, estoy mojado y sucio ¿Me debo ver terrible, no?— Fang dijo con una pequeña sonrisa triste, muy cercano a Buster por lo estrecho del lugar.

—No... Tu realmente odias verte mal ¿Cierto? Pero no te ves así, tener el pelo desordenado te hace ver genial— Buster le sonrió de manera alegre, Fang soltó una pequeña risa.

—Gracias. Odio cómo el pelo mojado se pega a mi espalda, se siente repugnante —murmuró Fang con una mueca de desagrado.

—Tengo un lazo que te podría servir— Buster saco de su muñeca un lazo y con cuidado, agarro el cabello de Fang y empezó a tratar de amarrarlo.

—Tienes el pelo corto, ¿tu novia te regaló este lazo? —preguntó Fang con curiosidad mientras Buster se concentraba tratando de amarrarlo.

—No me gustan las mujeres.

Tu Secreto | Buster x FangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora