Siempre supe que Buster estaba detrás de todo, pero me negaba a aceptarlo. No cuando alguien parecía tan perfecto y dulce para mí, lo era.
Cada vez que pensaba en ello, un sentimiento de culpa profunda se instalaba en mi pecho. Ignoraba las señales porque estoy enamorado.
¿Era yo el culpable?
Repasé cada situación en mi mente, buscando señales que había decidido pasar por alto.
El día que me asaltaron, Buster estaba extrañamente cerca. Recuerdo claramente cómo, cuando el taxi se dirigía a mi casa, vi a Buster entrar en la casa de su abuela. Esa misma casa coincidía con las coordenadas que había seguido, pero en mi desesperación por no verlo, preferí creer que solo se trataba de una coincidencia.
Buster conocía detalles sobre mí que nunca le había mencionado, que yo sabía karate, a pesar de que ya no hacía mucho. Era un detalle insignificante. Y aun así, decidí ignorarlo.
El día que entré en la casa de las coordenadas, encontré un par de gafas idénticas a las de Buster, mismo modelo y marca, en la habitación grande. Lo vi y aparté la mirada, nuevamente, lo ignoré.
Cuando estuve en casa de Buster, ví un libro de informática y hacking bajo su cama, al igual que una caja llena de prendives.
Lo ignore.
Cuando revisaba la agenda ví algo raro, ví un detalle que se le escapó.
En medio de la agenda, habian hojas dedicadas exclusivamentes a mi, pero no eran pocas a diferencia de otras personas mencionadas y salían más que nada, planes, mis horarios y dibujos de flores.
"Fang es mi alma gemela"
No podía enfrentar la verdad que estaba justo delante de mí.
Buster sabía de mis agresiones y conductas agresivas hacia otras personas, pero las pasaba por alto, siempre.
El no era tan buena persona como se veía.
Digo, ¿Quien era yo para juzgarlo?
Que alguien como Colette me lo dijera en la cara fue devastador. Yo lo había estado evitando.
Entonces, todo encajó. La verdad era innegable y me golpeó con una fuerza abrumadora.
Había tenido al culpable frente a mí todo el tiempo, pero preferí no verlo porque me hacía sentir amado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Fang sacaba sus cosas del casillero, preparándose para dirigirse al salón. Mientras caminaba, la ansiedad lo consumía. Intentó concentrarse en la clase, pero sus pensamientos le impedían escuchar una sola palabra.
Mordía el bolígrafo nerviosamente y jugueteaba con su gorra roja, sin poder mantenerse quieto.
—¿Estás bien?— Janet se acercó a él, con una sonrisa preocupada.
