Amor de esponja

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Ya era un nuevo día y para desgracia de Calamardo y alegría de Bob tendrían que ir a trabajar, cada uno siguió su rutina aunque Calamardo intencionalmente tardó más para no acompañar a Bob pero justo cuando se iba a ir vio ese regalo que había dejado Bob ayer.

-Nunca entenderé por qué simplemente lo dejó en la puerta y luego se fue-

Calamardo pensó en una probabilidad que descartó inmediatamente ya que era demasiado boba incluso para alguien como Bob y simplemente se puso a trabajar.

El día pasó como todos, él en la caja, los mismos clientes enojados que veía, el tacaño que tenía por jefe y los juegos tontos de Bob al entregar cada comida y esa risita tonta que los acompañaba.

Así sucedió, pero en un momento los clientes eran menos, eso sería bueno si Bob no estuviera allí.

-Hola Calamardo- Dijo Bob, mirando por la ventana donde entregó la comida.

-¿Qué quieres?-

-Bueno, quería saber si… ¡olvídalo!- Bob se sintió avergonzado y regresó a la parrilla.

Calamardo dejó su revista por un momento y miró hacia Bob ya que esa actitud le parecía extraña.

-¿Qué estás planeando?-

-¿Yo? ¿Planeando algo?- Bob rió nerviosamente y empezó a cocinar -No estoy planeando nada de nada-

-Te estaré vigilando-

Calamardo regresó a su puesto y pensó por qué Bob estaba actuando tan extraño e inmediatamente pensó que tenía que ser algo relacionado con el regalo.

Con bob

-Aún no has leído la carta-

Bob empezó a jugar con su espátula y comenzó a preguntarse... ¿Cuándo empezó a sentirse así?

...

Conocí a Calamardo después de mudarme, parecía alguien solitario, nunca pude soportar la idea de que alguien estuviera solo y sin compañía y no pensé mucho cuando me propuse ser su amigo. Dice que no nos parecemos mucho pero no le creo, a ambos nos gusta a los dos lee y... bueno creo que tiene razón en eso pero eso no significa que no podamos ser amigos.

...

-¡Bob Esponja!-

-¿¡Qué pasa!?-

-¡Te estoy diciendo una orden!-

-Oh si lo siento-

Bob empezó a hacer una Cangreburger mientras se volvía a sumergir en su mente.

...

Ha pasado el tiempo y creo que somos más cercanos pero después de verlo actuar como un detective tras perder su clarinete, no sé cómo explicarlo. No fue solo admiración como la que siento al ver a Sireno Man y Chico Precebe, fue diferente y extraño, me encantó verlo actuar tan decidido, fuerte y rudo...

Bob empezó a recordar ese día, distrayéndose mientras le ponía los condimentos a la Cangreburger.

Calamardo sintió que Bob ya se había tardado y bueno, cuanto más tardara, más molesto sería el cliente. Enojado miró por la ventana y vio a Bob exprimiendo el ketchup, llenando la comida de ella.

-¡Bob Esponja! ¿¡Qué estás haciendo!?-

Bob, al darse cuenta del desastre que había hecho, inmediatamente lo arregló y dio la orden.

El resto del día fue normal a pesar de que Calamardo notó cómo Bob lo ¿evitaba? Eso era extraño pero para él era algo bueno, no tendría que soportarlo.

Cuando llegó el cierre, Bob se quedó a limpiar y Calmardo simplemente se fue a casa.
Al entrar volvió a ver ese regalo y pensó en tirarlo pero la curiosidad se apoderó de él.

-Seguro que es un suéter tonto hecho a mano-

Calamardo se rió de esa idea y abrió la caja y para su sorpresa, no era eso. Primero vio una nota que tenía un simple dibujo de él y Bob, algo interesado, fue a su sala y comenzó a revisar el resto del contenido de la caja.

Lo primero que sacó fue una bolsa que tenía en su interior varios instrumentos en miniatura hechos de madera y en el fondo de la caja había una almohada que decía “Con amor, Bob Esponja”.

-Esto es tan… ridículo-

Calamardo ni siquiera podía admitir en privado que le parecía tan lindo el regalo de su vecino, a pesar de que ya tenía un poco de sueño, acomodó los pequeños instrumentos en un lugar de su habitación y dejó la pequeña almohada en la sala como adorno y al dibujo solo lo dejo en su msita de noche.

SquongeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora